CRUZEIRO SEIXAS – PORTUGAL – (1920)

O português Cruzeiro Seixas (1920) criou uma obra que transita com mágica afinidade entre a poesia e a plástica. Identificado desde a juventude com os postulados do Surrealismo, em 1949 participa da Primeira Exposição dos Surrealistas, em Lisboa, grupo recém-formado e que integra juntamente com António Maria Lisboa, Mário Cesariny, Mário-Henrique Leiria, dentre outros. Logo em seguida se muda para Angola, onde reside por 13 anos. Ali escreve a quase totalidade de seus poemas e realiza exposições individuais, de desenhos, objetos e colagens. Continuar a ler “CRUZEIRO SEIXAS – PORTUGAL – (1920)”

LUDWIG ZELLER – CHILE – (1927)

Nascido em pleno deserto do Atacama, o chileno Ludwig Zeller (1927) atravessa o continente com extraordinário vigor existencial a deixar traços fundamentais por onde passa. Ainda no Chile, funda a Casa de la Luna, lugar de encontro e produção artística; no Canadá cria a Oasis Publications, destacada casa editorial com seu expressivo catálogo surrealista; no México, onde reside atualmente, dirigiu a revista Vaso Comunicante. Em toda essa relevante trajetória contou com a cumplicidade perene de Susana Wald, artista, ensaísta e tradutora, com quem vive desde 1966. Continuar a ler “LUDWIG ZELLER – CHILE – (1927)”

ISABEL MEYRELLES – PORTUGAL – (1929)

Logo na adolescência Isabel Meyrelles (1929) conhece em Lisboa os poetas Mário Cesariny (1923-2006) e Cruzeiro Seixas (1920), e presencia a formação de dois momentos cruciais do Surrealismo em Portugal, primeiramente o Grupo Surrealista Português, logo desfeito substituído por outro grupo, os Surrealistas. O ambiente político em Portugal acabou levando Isabel a se mudar para Paris, onde até hoje reside. Continuar a ler “ISABEL MEYRELLES – PORTUGAL – (1929)”

JORGE CAMACHO – CUBA – (1934-2011)

O encontro de Jorge Camacho (1934-2011) com André Breton (1896-1966) foi decisivo em duplo sentido, o de abertura do cubano para o riquíssimo ambiente surrealista e para o francês a descoberta de um artista total – poeta, pintor, gravador, designer, fotógrafo –, marcado por um espírito apaixonado e íntegro. O próprio Camacho confessa que o encontro, que se deu em 1959, graças ao amigo comum e escultor cubano Agustín Cárdenas, representou o início de uma nova vida artística e intelectual. Continuar a ler “JORGE CAMACHO – CUBA – (1934-2011)”

LEILA FERRAZ – BRASIL – (1944)

A imagem que nos aterra a existência, que se torna um testamento usual, um versículo sempre na ponta da língua, cobra hoje uma tarifa existencial que nos limita a própria reflexão sobre o que somos ou deixamos de ser. Somos viciados em uma demanda reiterativa. Algo nos impede de experimentar um mundo outro sob ou sobre a capa de uma realidade averbada pela crença na imutabilidade da vida. Ora, mas a vida é tudo menos imutável. Mesmo no plano sagaz das religiões a vida é o preço, a súplica, a tormenta, o vislumbre, o apogeu, a dádiva, e não é possível pensar em nenhum desses atributos como um álibi inquestionável que não permite à espécie humana mudar sequer de postura na cadeira em que presta depoimento sobre sua existência. A fotografia é uma das mais complexas faturas da criação artística, a começar pela resistência da arte entendê-la como sua cúmplice. A beleza é outro aspecto frequentemente confrontado pela incredulidade em que o gesto humano seja tudo menos apenas uma reação brutal à diferença. A brasileira Leila Ferraz (1944) é poeta, ensaísta, fotógrafa, desenhista. Continuar a ler “LEILA FERRAZ – BRASIL – (1944)”

NICOLAU SAIÃO – PORTUGAL – (1946)

O português Nicolau Saião (1946) é poeta e artista plástico, com atividades ligadas ao Surrealismo desde o princípio, quando participou de várias mostras internacionais de arte postal. Em 1984, juntamente com Mário Cesariny (1923-2006) e Fernando Cabral Martins (1950), organizou a exposição O Fantástico e o Maravilhoso. Estudioso e tradutor da obra de H. P. Lovecraft, em 2002 organizou a primeira edição integral em todo o mundo de Fungi From Yuggoth (1943), tendo também a ilustrado. Continuar a ler “NICOLAU SAIÃO – PORTUGAL – (1946)”

JOHN WELSON – GALES – (1953)

O galês John Welson (1953) é um desses personagens admiráveis por sua incondicional obsessão pela criação. Desde a infância que se dedica à pintura, ao desenho, à cerâmica e logo dando início também à escritura poética. Resultado dessa voracidade criativa é que tem em sua agenda um registro de mais de 300 participações em exposições em vários países. Nas últimas décadas produziu um abstracionismo lírico cuja ótica central é a paisagem de sua terra natal, o País de Gales. Continuar a ler “JOHN WELSON – GALES – (1953)”

ENRIQUE SANTIAGO – CHILE – (1961)

O Surrealismo encontra no Chile um de seus vasos internacionais mais pulsantes e renovadores, de que são exemplos desde a vitalidade esplêndida de Rosamel del Valle (1901-1965), passando pelo grande marco em torno do grupo Mandrágora, em especial com a grandeza estética e o caráter de Enrique Gómez-Correa (1915-1995), as atividades concentradas ao redor do imenso articulador que é Ludwig Zeller (1927), a formação do grupo Derrame, até a destacada presença de Enrique de Santiago (1961). Poeta, artista plástico, ensaísta e agitador cultural. Autor de livros como Frágiles tránsitos bajo las espirales (2012), Elegía a las magas (2014) e Bitácora de un viaje ontológico (2018). Continuar a ler “ENRIQUE SANTIAGO – CHILE – (1961)”

POEMAS DE Lucas Rolim

© Peter Castetlon

[AS DORMIDEIRAS SE AJUNTAVAM]

As dormideiras se ajuntavam
no útero coberto pelo musgo,
enterrado sob as ervas e o som,

postas no árduo dever de urdir a colina,
seus braços pronunciados nas substâncias da terra,
onde os ruídos e os favos tocavam-se
e transmutavam-se. Turvavam-se.
Ao modo de uma linguagem elementar. Continuar a ler “POEMAS DE Lucas Rolim”

HERRUMBRE (SELECCIÓN) – por Nelson González Leal

Pintura de Pilar Labajo

1

Escribimos a dos manos, no a cuatro. A cuatro escriben los cuadrúmanos, una especie extraña inventada por los que escriben con una. Eso sí, caminamos en dos piernas y bailamos en todas las que nos alcancen, aunque lo usual es que nos digan “vamos a echar un pie”. Somos ligeros, de equipaje y de vida, y escribimos porque nos encanta, muchas veces sin sentido -no como ésta, claro, que tiene todo el sentido del otro mundo, de ese donde somos cuatro que escribimos siempre a dos manos y bailamos en cuatro pies.

3

Hay que pagar impuestos y puestos a pagar lo mejor es correr por la avenidas, evitar los maléficos senderos donde pastan los hombres de largas gafas y extrañas geometrías. Dancemos en un pie y paguemos en dos manos. Somos la raza torpe que enriquece a los inútiles. Dancemos y paguemos, derecho de frente, derecho de lado, derecho de fondo, derecho al derecho y al maltrecho por donde huiremos puestos a pagar, impuestos de todo, beneficiados de nada.

7

Ellos eran grandes y sin embargo rodaron. Se fueron de bruces. Mordieron el polvo. Cuatro manos no bastaron para evitar la caída. En algún momento dejaron de hablar y la gente a su alrededor quedó petrificada, como hechizados por la mirada de la Gorgona. Grandes, autosuficientes, invencibles e invisibles. Imbéciles también por no prestar atención al cruce de las calles, al acecho tras los árboles. Ellos se nombraban a sí mismos con palabras fulgurantes. Ese fue su error, porque todos sabemos que el fulgor no alcanza más allá que la sorpresa del destello. Ahora son sólo ceniza esparcida entre los dedos de los falsos profetas y verbo repetido en las arengas de esquina.

10

Hay polvo en el aire. Ellos que son extraños lo detectan. Evitan las esquinas de las habitaciones y no miran al techo. Escuchan el maullido de los gatos y lo que parece un lamento de lobos por la madrugada. La casa es antigua. También el jardín y el patio. Algunos cambios, aquí y allá, arriba y abajo, paredes y piso, ventanas y puertas, revelan el laberinto. Hay sombras en el aire y ellos que son de luces lo iluminan, dan los pasos necesarios, medidos, en la trayectoria de quien revisa a conciencia, de quien indaga y descubre. Pasan los dedos por las cerraduras y entienden. Hay herrumbre. Hay silencio. Hay polvo en el aire y todo se desvanece entre las motas y los hilos de Ariadna.

13

Tormentas. De este lado del tiempo comunes son las tormentas. Nosotros nos guarecemos bajo los árboles del patio a cada estruendo en el cielo. Ellos no. Ellos danzan y ríen en mitad de la calle. No le bastan sus cuatro pies para dar gusto al frenesí. Aquello es un aquelarre. Las tormentas se apoderan del tiempo, lo oscurecen, lo hacen confuso, ruidoso, imponente. Nosotros corremos. De los árboles del patio vamos a los quicios de las puertas en la cocina. Vemos huir las ratas. Escuchamos aullar los lobos y un agudo zumbido se instala en nuestros oídos. Somos ahora parte de todo y todo nos transforma en piezas de lo turbio. De este lado del tiempo son comunes los desquicios (ya se habrán dado cuenta). Ellos danzan. Ellos ríen. Ellos engañan. Nosotros somos el miedo.

16

Lo sabemos, el resto huye en estampida o hace fiestas como ratas. Los otros, los que no pertenecen, quedan en mitad de la calle, heridos y solitarios. El resto repite orgasmos con las arengas y el alarido de los profetas. Los otros piensan y conspiran, desean, aspiran, entristecen. El resto marcha alegre y se besa, se acaricia e ignora la herrumbre tras las puertas. Los otros se oxidan en la espera.

17

Bien organizados, marchamos. A paso de vencedores por la calle del medio. Contamos, uno, dos, tres, y cantamos una marcha conocida. Uno, dos, tres. Nos saludan. Saludamos. Nadie se oculta, nadie nos oculta. No nos detendrán barreras, barricadas, ni silencios. Uno, dos, tres, paso firme, consignas al aire, puños, charreteras y antiguas memorias. Nadie tropieza. Todos son ágiles y están bien entrenados. Todos firmes en sus cuatro pies cruzan las trincheras como si de esquinas se tratara. Uno, dos, tres. Oscuros y orgullosos de su avance hacia la herrumbre.

18

Maúllan los lobos y no hay luna llena. Aúllan los gatos y las ratas escuchan extasiadas. La ciudad se aferra a estos extraños designios. Vagan por sus calles y callejuelas sombrías putas, hieráticos mendigos, fablistanes y asesinos. Solo una tarde de alcohol basta para la recomposición del caos, pero hay ley seca, tránsito seco y muerte agria. En la morgue retumban los cadáveres que no se levantarán jamás. Las marchas son de otros, quizás tan muertos como ellos y torpes. Los lobos suben a los muros y desde allí mueven la cola y se lamen. Los gatos se juntan, olfatean y acechan. Las ratas se han dado cuenta y deciden ocultarse en los recovecos y callejones. Hombres de una raza torpe avanzan y conquistan, sin percibirlo siquiera.

26

Herrumbre, solapa, destierro. Marcan los pasos con tiza, el contorno de los cuerpos desahuciados en las calles. Se ha acabado el carnaval y hay quien anuncia el fin de toda fiesta. Pocos lo creen, es difícil de aceptar en un territorio que ya fue tan rico. Pomposos, los señores de los cantos y las falsas esquinas que se ocultan tras las sombras y el rechinar de los portones, callan y esperan. Herrumbre. Y a pesar de todo vestimos nuestros trajes de gala, de solapas bien planchadas, y vamos a echar un pie.

27

Ellos son los que caminan entre la bruma. Trajeados siempre de gris, con aros en las orejas y perforaciones en la nariz, cualquiera diría que son una nueva raza, pero son ágiles, se mueven con soltura y sigilo y son expertos en mezclarse con el tumulto. No existe quien los haya señalado alguna vez. Son hombres, no hay duda. La anchura de sus espaldas y la altura de sus hombros lo revela. Alguna vez puede que haya habido alguna mujer entre ellos, pero su fin fue siempre procreativo. Ellas nunca caminaron en la bruma, ni se trajearon de gris, ni perforaron sus orejas y narices. Tampoco eran ágiles. No, ellas venían de una raza torpe y se dedicaron a engendrar a estos hombres, que se mueven entre la bruma y murmuran. Sus voces son un murmullo y sus pasos un adagio sobre las largas esperas. Y entonces hay días en que la bruma se disipa y ellos quedan al descubierto, extensos y paralizados, robustos y trepidantes, a punto de estallido, hasta que alguien grita y el viento los arremolina como en un carnaval de hojas marchitas.

29

Olor a mandarina y a distancia, a atrevimiento, desafío, a niñez. Olor a cosas lejanas, de esas que se miran desde las ventanas ajenas como si fueran propias. Alegría, sonrisa suave, suave satisfacción. Olor a baile, a ella, al primer amor. Todo le llegó de un soplo en el exacto instante en que terminó de cruzar la esquina y el resto del mundo dio la vuelta sobre si mismo para no encontrarse más. Olor a si mismo también, con música, sin llanto, por primera vez sin llanto, desde que el propio desafío de quererse comenzó.

31

Hay una trayectoria de tiempos, de años. Él lo sabe. Ella lo sabe. Y se dan la mano. Buscan los resquicios, los mínimos indicios, los lugares libres, y corren, corren, corren, como si fueran los últimos testigos del último testimonio de la soledad. Luego, muy luego, aparecerán los otros y arrastrarán cadenas para demostrarles que la herrumbre pasa, que el destino no es más que una amenaza detenida a la orilla de los días, y ya.

33

Son cuatro y alientan el miedo. El aroma a café los recibe cada mañana. El largo frío de la noche los enmienda, los corrige, los embalsa. Y ellos andan, de a poco, por las aceras. Toman una taza de café puro, cerrero, sin azúcar; la toman de un trago y observan, a la derecha, a la izquierda, arriba, abajo. Nada hay que los impida. Y salen. Recorren las calles, buscan. Son cuatro y llevan martillos y azadas. La herrumbre será con ellos. Con ellos el fin.

♦♦♦

Nelson González Leal | Escritor y periodista venezolano. Ha publicado Entre grillos y soledades (poesía, Edit. Petroleum, Maracaibo, Zulia, Venezuela, 1986), Una pista sutil (relatos, Edic. SCEZ, Maracaibo, Zulia, Venezuela, 1988), y Esa pequeña porción del paraíso (novela, Edit. Comala, Caracas, Venezuela), y participó en la antología Un paseo por la narrativa venezolana. Ocho relatos cortos (Edit. Resma, Santa Cruz de Tenerife, España, 1988). También ha publicado textos en diarios y revistas locales e internacionales, impresos y en Internet.

CUARTA ACTA – por Rodrigo Verdugo

Colagem da artista surrealista Singwan Chong Li.

CIENTOSESENTAISIETEAVO  ANUNCIO                       

Las llaves copulan en el libro de la tempestad.
Dos mujeres medievales están paradas en la puerta de una casa
Una es más alta que la otra
Solo se le distingue la nariz y la boca.
Me invitan a pasar a una tertulia
Sin antes decirme que tuvieron que pedir el permiso de “Ellos”.
Paso a un gran living
Donde azules velas en forma de centinelas Continuar a ler “CUARTA ACTA – por Rodrigo Verdugo”

O VESTIDO DA MARILYN E OUTROS POEMAS – de Amélia Azevedo

O Vestido da Marilyn.

Quero um vestido como o da Marilyn.
Quero um vestido de roda para rodopiar e mostrar as minhas pernas.

Quero rodar à volta de mim e cair nos braços da leveza…
Amparada no espírito demente, que só quer a minha insanidade.
Invisível a todos com o meu vestido de roda, eu rodo e rodopio e ninguém vê as minhas pernas. Continuar a ler “O VESTIDO DA MARILYN E OUTROS POEMAS – de Amélia Azevedo”

POEMAS DE CLAUDIO WILLER

 

@Artur Cruzeiro Seixas (1974)

DIÁRIO INACABADO

Às vezes nem fui eu o fotógrafo
daquele mundo que se abria em praias ao por do sol, oceanos à contraluz,
uma natureza de braços abertos
(eu vi todos os rostos do mar)
(o que me dizia o perfil de árvores diante da água?)
fotografia, obra do acaso – sempre – a verdadeira fotografia

quando o belo é terrível

e as fotos nos atraem

por sua tristeza Continuar a ler “POEMAS DE CLAUDIO WILLER”

SETE POEMAS DE LEILA FERRAZ

O HÁLITO DO VENDAVAL

Há folhas espalhadas por todo o jardim, e venta
como se não houvera vento antes desta manhã.
Leva para o mar todas as memórias da luxúria.
E eu me abro para mais um dia, outro dia, novo dia.
Para quem perdi meus dedos nesta noite.
Acordei com estrelas e bambus.
Odores sensuais cozeram meu corpo à cama
e as lembranças de sedas, rendas, cadeiras tombadas
e ilógicas derramaram um esquecimento lilás. Continuar a ler “SETE POEMAS DE LEILA FERRAZ”