POEMAS INÉDITOS – de Carlos Barbarito

Obra de Ricardo Navarro// Fotografada por Charlie Soto

Invisible pero, como todos…

Invisible pero, como todos, pesado y numerado.
El calor del sol me quema, tal vez, un poco más
y ante mis ojos se extiende un desierto
por el que erran desaladas criaturas.

Me dieron un nombre y por otro,
que ignoro, me llaman. Es diminuto
el tiempo que me fuera concedido:
piedra que se aligera sin elevarse,
charco que no refleja
y se evapora velozmente.
¿Qué debo arriesgar, devolver, desatar?
¡¿De qué costado lo habitado sangra?
¿Será padre o madre o hijo o hija
la descendencia que, entre cenizas y rocas,
olas que rugen, hierven y se arremolinan,
aunque prometida, no se cumple

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Unívoca, se asemeja a la bruma…

A Gabriela Aberastury

Unívoca, se asemeja a la bruma,
nos esperará pronto detrás de una puerta entornada;
no es de su especie el ancho mediodía
ni el timbre de la voz desde el escenario
ni el veloz zambullirse del ave en el agua calma;
qué entonces del guion que vacila,
del pan servido entre anuncios y temblores,
de la prometida recompensa a los que viajan;
si hay lámpara la iluminación es sólo a medias,
si hay oscuridad no hay total extravío,
si alguien llora no es con lágrimas,
si alguien ríe no puede evitar el repetido paso del cometa;
adiós a los nidos, a las divagaciones,
a los dibujos en el reverso del papel,
a la danza entre arenas y malezas,
a la edad, al pulso de la edad, tan ligera como colmada.

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Luego del cíclico deshojarse…

Luego del cíclico deshojarse,
sobreviene la pregunta, inevitable,
qué cosa es la vida y qué cosa es la muerte.
Regresa entonces el mínimo animal
que roe y roe el mismo barrote de su jaula
y la misma escena representada de espejo en espejo:
alguien que pinta un muro que enseguida se despinta.
El único color del suelo se refleja en el cielo.
Porque, ahora, el cielo a sólo reflejar se resigna.
No hay, como siempre, una respuesta.
La pregunta es, como siempre, un desperdicio
de tallos que, bajo el peso, se inclinan,
de aguas a las que algo enturbia,
de alimentos que no nutren.
Y otra vez, el unánime dominio
de la roca sobre la nube,
de la sombra sobre el cristal,
de lo que se aleja sobre lo que, deseoso, intenta acercarse.

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Carlos Barbarito (Pergamino, Buenos Aires, 6 de febrero de 1955). Publicó hasta la fecha más de veinte libros de poemas y de crítica de artes plásticas. Parte de su obra está traducida al portugués, francés, italiano, inglés y rumano.