RESEÑA A LIBRO “PIÉLAGO”, DE PEDRO MIRAVIA- por Claudia Vila Molina Molina

 

El rescate del símbolo como eje poético

Reseña a libro poético Piélago de Pedro Miravia

Observo árboles redondos, pequeños árboles  enredados en las alturas.  Quizá todo sea un gran árbol de palabras, la raíz que se adentra por los nudos y en esta migración vamos conociendo los lugares que nos enseña el poeta.   Estos sitios dentro de lo natural: agua, vientos, territorios amplios e interminables, son espacios vacíos donde la soledad habita inexpugnablemente y es el lugar ideal para el encuentro con su voz, la cual posee una fuerza primigenia que se  desarrolla a medida que el libro avanza.

Las palabras son  hiladas dentro del tejido y ellas disponen un orden nuevo dentro del mundo onírico de “Piélago”, porque cada verso, así como crea; también destruye. En un constante ciclo dentro de este cosmos. De este modo, los árboles del diseño central (portada) forman un círculo o especie de huevo, placenta que contiene el germen de los elementos a elaborarse, los cuales están constantemente amenazados por el caos exterior. En este ámbito nada queda completamente definido, el reino solitario de objetos, paisajes y seres se despojan de cualquier ilusión tranquilizadora y sucumben una y otra vez a la tentación del silencio (Roa Vial, 75).

De esta manera, el poema debe surgir y rebrotar en este archipiélago, lugar donde finalmente se encuentra a salvo de la amenaza del mundo contemporáneo.  A la vez, estos nidos o refugios individuales (tipo capullos) esperan su metamorfosis para transformar tanto el interior como el exterior del universo poético.

Nido ancestral de los nombres en el símbolo,

bellas melodías en la sombra destripada de los lagos

Este nido conserva la fuerza milenaria de ancestros que dialogan frecuentemente y traspasan su voz hacia la palabra del poeta. De esta forma, los planos se entrecruzan, y hay una constante construcción y derrumbe de los símbolos como la creación de un planeta, con los materiales salvajes para plasmar otra tierra en un mundo en constante sublevación.

La niebla se engullía esas canciones
Caían hasta el fondo de la botella             
Trataré de rescatar sus mensajes de otras islas
Pero no sé si alcanzaré tus brazos antes de volver al día

Así mismo, lo nuevo deviene a lo antiguo, se repara y se construye para volver desde el día a la noche, en fases completamente desconocidas.

Montaña para el deshijo comido por las ratas
Esta tarde salió a jugar y no regresó para soñarme (…)

El poeta destruye su mundo, antes que el exterior se apodere y cause estragos en este nuevo orden.  Algo semejante al Manifiesto Creacionista plasmado por Vicente Huidobro (poeta chileno), cuando señalaba que: “Si el hombre ha sometido para sí a los tres reinos de la naturaleza, el reino mineral, el reino vegetal y el animal, ¿por qué razón no podrá agregar a los reinos del universo su propio reino, el reino de sus creaciones?” (12).                                         

Sin embargo, en esta poética, el hablante constantemente huye ante la mirada del origen, más que nada teme encontrarse de frente a esta dura realidad de carne y hueso; como un punto del eterno desasosiego en que se sumergen los escritores.  Por ello, durante el proceso los elementos retoman fuerza por sí mismos y se produce un desdoblamiento,  en el cual las cosas mutan continuamente, ante el peligro de derrumbe que nunca cede en su avance. En este sentido es pertinente retomar lo señalado por Roa Vial (74) en cuanto a la expresión mediante símbolos; aunque estos sean limitantes, porque desperfilan la realidad en su agotable e incomunicable individualidad y la mutilan bajo el torpe disfraz de las abstracciones.

Máquinas del día ideando peces del agasajo tardío
Triángulo de vida te hago río apenas sea jauría del escombro

La fuerza de la masacre fluye hacia la realidad de estos sistemas, que concatenados vuelven a reunir nuevos elementos, con los cuales puede volver a reconstruirse.

Sanarán los diluvios del abismo
Se abrirán las cortinas hacia el nuevo aire
Piedra del amor consagrado al cielo que canta
El sol escribe el alma hasta crear los ríos

Hay en esta continua debacle un deseo profundo hacia la construcción de una nueva realidad, solo que este deseo muta y cambia dirigiéndose a distintos lugares, con el afán de preguntarse acerca del símbolo. En este punto: ¿Qué elemento logra salvarse?, ¿Qué símbolo unifica toda esta rebeldía y puede emerger a salvo de la tormenta?  Es un  hecho que el símbolo poético aúna todos los cambios y transformaciones del entramado textual y por ello sería lo único a salvo de la destrucción tanto interna como externa.

Destino del hielo suéñanos la luna
Quizá hay un cuerpo y voz de algo que nos vea
En cada color hay una llave para el fruto
Donde volvemos a lanzar los brazos
Al espíritu de los arroyos.

En la intimidad del verso, el poeta abraza una esperanza de salvación, y es que en los sueños, así como dentro de este  cosmos, siempre se producen milagros, quizá por esta vía puede renacer el símbolo poético como una huella plasmada más allá de todo tiempo y distancia.

Referencias bibliográficas
Huidobro, Vicente. (Compilado). “Sus mejores poemas”.  Chile: Editorial Zigzag, (1984).
Roa Vial, Armando. “Elogio de la melancolía”. Chile:  Be-uve-dráis Editores, (1990).

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Pedro Miravia (Rancagua, 1978) Licenciatura en Filosofía (Universidad Arcis) Técnico en Bibliotecas (UTEM).

En el 2005 publica el poemario “Apología del Helado Viento” (Glacial Negro Ediciones), al que sigue “Agua Quebrada” el año 2015 (MAGO Editores), en abril de este año publica “Piélago” (Kobalsya Ediciones). También ha publicado en las Revistas “Carpe Diem”, “Galería Subterránea” y “P. es S”.  Ha sido antologado en la página virtual “Antología Absoluta de la Poesía Chilena”.

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Claudia Vila (Poeta, profesora de lenguaje (PUCV), correctora de textos y crítico literario) (22-09-1969)

Escritora nacida en Viña del Mar, Chile.  Profesora de lenguaje y comunicación de la PUCV, poeta y crítico literario. El año 2012 publica su primer libro “Los ojos invisibles del viento”, además ha formado parte de diferentes talleres literarios.