CARTOGRAFÍAS Y ABISMOS DE RONALDO CAGIANO – por José Pérez

 

CARTOGRAFÍAS Y ABISMOS DE RONALDO CAGIANO

-I-

MAPAS Y EXTRAVÍOS O LOS LABERINTOS DEL SER

Si tuviéramos que trazar una línea sobre algún mapa de la tierra para sentarnos a esperar la poesía de Ronaldo Cagiano, habría que pintar un círculo en el vacío y esperarlo dentro. Tal vez la tarde, el tiempo todo, no bastarían para el encuentro. Tendríamos que remontarnos a una estación de trenes de París, la Denfert-Rochereau, bajo un laberinto de huesos, o más allá, en el camposanto Père-Lachaise, de la Rue du Repos, durante el otoño de 2018, mientras busca los enigmas del suicidio del escritor persa  Sadegh Hedayat, ocurrido en 1951; o antes, en febrero de 2013, en Nuremberg, para confesarle a T. S. Eliot que el siglo veinte es el más asqueroso de los siglos, por sus matemáticas salvajes (en cuya cuenta caben horrores, bombas nucleares, guerras, muertes, hambrunas, náuseas, escándalos, naufragios, hegemonías, oscuridad, vacíos, esquematismos, vértigos y abismos); o en Barcelona, España, donde se le adviene en patadas en la frente las manzanas de Apple y la bíblica de Adán y Eva, como signos de las contrariedades e incertidumbres; o  incluso, más atrás, enero de 2011, en Lisboa, náufrago en el tedio de existir; poseído por lo que él llama una soledad atlántica, que lo remite a la infancia, donde seguramente lo hallaremos un día de 1961 —el 15 de abril, hace exactamente 60 años—, saliendo del útero materno, en su pequeño pueblo de Cataguases, frente al valle de Paraiba do Sul, del estado de Minas Gerais, y las sierras y colinas de Mantiqueira, Onça, Neblina y Santa Bárbara, en el sudeste de Brasil; en cuyos pies el río Pomba—que arrastra en su discurrir los riachuelos Meia Petaca, Romualdinho y Lava-Pés— le abre un libro acuático para que navegue la dura senda de la vida. Así lo establece, de manera ácida y árida, quejumbrosa y sentida, sentenciosa y epigramática, en su poema “OUTRAS LIÇÕES DO ABISMO”, en el que el río y el pueblo — Pomba y Catahuases—, discurren por igual en la suma del dolor y el destierro.

1.

O Pomba,

esse Tejo moribundo que corta minha cidade:
antes rio piscoso e prestativo;
hoje,
serpente inanimada rastejando pela calha.

(…)

3.

O mesmo silêncio ruminante do deserto,
onde a orgia do desalento se torna mais carnal,
eis o que me ensina Cataguases:
a cidade sem memória,
cemitério dos vivos.[1]

Al señalar al Pombo como reflejo de cierta fealdad material generada por el hombre inconsciente con la naturaleza, el desarrollismo y el impacto industrial y demográfico, Cagiano convierte el signo local en un clamor universal. Destruimos nuestros entornos y nos acostumbramos a convivir con la herrumbre, la suciedad, la contaminación ambiental, la insensibilidad y el caos. Por eso Cataguases no es sólo una referencia personal, puesto que puede tratarse de una metrópolis (de la urbe brasileña, parisina, newyorkina, caraqueña o cualquier otra), donde se advierte esa conducta de despertenencia con nuestros hábitats de vida y los recursos bióticos inmediatos, contra una indispensable condición de vida saludable y equilibrada; por lo que su reclamo no surge como animadversión ni rechazo a su espacio nativo, sino como recurso de la memoria para comparar el desastre del presente con los estadios de la nostalgia y el recuerdo, donde la memoria abriga tiempos más sanos y alejadas cicatrices del caos.

Hay, por tanto, un signo ecologista de preservación y defensa de la natura en toda su dimensión. El poema “RIO MEIA PATACA”, tiene doble significación, no sólo por la naturaleza del río, sino por la potente carga referencial de sus cuatro primeros versos (“Na parca memoria/ dos anos de chumbo/ outra ditadura/ invadia nossas casas”, Pág. 94), pues no debe obviarse que así como el poeta Ronaldo Cagiano nace en 1962, también en esa década nace una férrea y sangrienta dictadura en Brasil; aquella que desde 1964—hace ya 57— hasta 1985 subsumió al país en la muerte y la represión más feroz. Por cierto, de una manera descarada y absolutamente repudiable, se ha hecho una apología de aquel nefasto y macabro evento en la historia de Brasil, el pasado 31 de marzo de 2021, cuando se tuvo a bien “celebrar” ese golpe de estado de 1964.[2]

Como parte de su intenso ejercicio de escritura previa, con títulos poéticos ya conocidos, dentro y fuera de su país, como Palavra engajada (1989), Colheita amarga & outras angústias  (1990), Exílio (1990), Palavracesa (1994), Canção dentro da noite  (1998), O sol nas feridas  (2013), Os rios de mim (2018) y Observatório do caos (2017); su reciente poemario Cartografía do abismo (2020;191 p.), Cagiano entrega una obra consistente y orgánica, en su amplia y compleja temática: crisis actual del mundo globalizado, la realidad-país del Brasil, el ámbito del pueblo natal —Cataguases—, los ríos como metáforas del vaivén existencial y el decurso de la historia; el hambre, la desintegración del hombre —lo ontológico y filosófico—, el tema religioso y anti religioso; el desamor como expresión del caos y la desintegración; la anti realidad y la despertenencia; la poesía como escape o salvación, pero igualmente la anti poesía del mundo en su sentido más amplio; entre otros señalamientos y planteamientos.

¿Es la cartografía un concepto o una señal? ¿Responde a un plan y a un orden? ¿O sólo traza un giro, una ruta, un punto con eje en una pata del compás para girar, como el eje del mundo, en sus dudas e inquietudes más hondas? La cartografía es una mirada al mundo, imaginaria o planimétrica, en tiempo real o a la manera virtual, mediante referencias claras que aportan lo esencial de una realidad, distante o cercana, al sujeto: “a cartografia de rugas/mapeando meu rosto,/(parceiras indeléveis de Cronos)” (Pág.36)

Ese recurso prefigurado sobre la mesa (de disección) propia, es la que permite a Cagiano crear su propio observatorio lírico ante un abismo de posibilidades inciertas que con gran madurez y atino convierte en poemas de gran factura temática, de limpia y pulida expresión, manteniendo el pulso sobre el curso de su búsqueda acelerada por más de 120 textos poéticos.

El sólo hecho de que el autor no mencione un solo pájaro ni una sola especie de tipo vegetal (rosa, jazmín, cayena o palma, excepto la manzana, por su sentido simbólico en lo tecnológico, bíblico o literario: “e a maçã breve e profética de Rawet”, pág. 147) expone un cosmos vacío, dominado por la muerte y cierta alocución pesimista, holocaustica y fatalista, hacia la oscuridad, como si ya la vida estuviera perdida de un todo, o al menos en vías de extinción. Todo signo de belleza está asociado a algo tormentoso, literalmente feo, repugnante y anti estético, dentro del cuerpo de Cartografía do abismo. Pero más allá de esos motivos y creaciones de “fealdad”, el poeta hace uso eficiente de los recursos literararios indispensables para armar su obra, puesto que como buen lector y creador de poesía, de cultísima formación, tiene madurez e inteligencia para entregarnos un libro, no sólo sólido en su argumento y estructura, sino revelador y esencial para el estudio de la nueva poesía en lengua portuguesa.

En su arquitectura, en su fundamentación y cobertura referencial—si cabe utilizar este odioso término— el cuerpo textual de la obra abre múltiples ventanas para sincronizar la relación de una voz poética con las señales de una orientación poética que tiene como tela de fundo la crisis del sujeto a nivel mundial; y de su Brasil natal en lo particular, del que atisba, como flagrantes, los prejuicios raciales, la barbarie y el medievalismo, la pobreza y la exclusión; la violencia policial y el fascismo, el abismo entre las clase sociales económicamente dominantes y los excluidos, los privilegios y la desigualdad; las injusticias y opresiones en detrimentos de sectores vulnerables; sufrimientos y horrores, cinismo y falsedad, desgobierno y diáspora, dolor y des-identidad; tal como lo plantea en su brillante ensayo titulado “Uma investigação sobre o nosso holocausto”, que escribiera a propósito de la novela O avesso da pele del gaúcho Jeferson Tenório; en el que expresa: “Ao longo desses mais de quinhentos anos esse tem sido o nosso permanente holocausto, eis que ainda está enraizada na índole retrógrada de grande parte da sociedade, cada vez mais excludente e seletiva, a praga de uma ancestral consciência escravocrata, que ainda não foi erradicada”.[3]

Esta situación revela que se trata de una persistencia tangible y alarmante, de hondas repercusiones sociales, económicas, culturales y políticas, cuya manifestación más objetiva se da en esas llamadas “geografías sin importancia”—así tipificadas por Cagiano en el primer poema del Cartografía do abismo—; en las cuales la naturaleza del ser se extraña — vencido y difuso—, en esa vida amorfa, vacía y superflua que diezma al planeta, enajenando al hombre de sí mismo. En ese sentido, el poema titulado “ESPÓLIO”, es su art poética, un pórtico, un prólogo, que abre la compuerta de la dialéctica argumental del autor; y sus visiones e increpaciones ante el mundo caótico, en el que el olvido redime todo destino humano, y es su condena, porque no hay escapatoria. Así lo sentencia: “No esquecimento do que sou, fui ou tive”.  En otro de los poemas, titulado  “AUTÓPSIA DO INSTANTE”, Cagiano recurre a un epígrafe de Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, 1902 — Rio de Janeiro, 1987), el maestro y la voz mayor de la gran poesía brasileña, quien transita antes por esos caminos del desdén y la inconformidad, padeciendo igualmente la dura roca de las irrealidades: “Nada sobrou para nós senão o cotidiano/que avilta, deprime” (Pág. 112). Ese “flujo de malestar y convulsiones” estremece toda contusión, toda resistencia, y sacude la interior entrega del ser: el recuerdo.

Suprimido y condenado, el recuerdo es la nada. La memoria es frágil hojalata que el óxido carcome. El abismo se revela en la pérdida del ser. Es algo filosófico y ontológico. Así lo expresa en el segundo poema del libro, titulado “ALÇAPÃO” (pág.11), en el que la memoria asumida como cuerpo, convierte el recuerdo en su vástago, y desde su entraña lo muestra como criatura anfibia, movediza, capaz de sobrevivir a lo inhóspito y adverso, pero con su doble facultad de respirar dentro y fuera de ese magma líquido que es la vida, ante los mapas de devastación, visitando pasado y presente, para controlar la sinfonía del caos: “rege a sinfonía/do caos” (Pág. 17). De ese parto, sin forcéps, nace la nostalgia. La trilogía, memoria-recuerdo-nostalgia, se trasluce como un gusano (“gusano ancestral que nunca duerme”/ verme ancestral que nunca dorme) que insemina el caos. Que reproduce los abismos del ser. Se suma a esta tetralogía memoria-recuerdo-nostalgia la melancolía. Se conforma así una estructura cuatripartita cuya máxima (y peor) expresión es la des-indentidad; como posibilidad de encierro, ocultamiento, olvido o devastación. La muerte.

Al asumirse como pasajero de ese viaje amorfo, mítico, suprarreal, hacia al autodestrucción, el hombre asume su derrota con indiferencia (unos) y estoicismo (los otros). No tiene otra salida. La muerte hiende sus raíces feroces, e impone también “la sustancia de la pesadilla/en la agitación química del final” (“a substância do pesadelo/ no tumulto químico do fim.”Pág. 24). Esta condición fatalista, dura, agria, en la voz del poeta Cagiano, domina un discurso de atrevimiento, de cuestionamiento a la modernidad como suma de ambigüedades, como totalidad del sinsentido, como territorio de paso hacia la nada.

Lo filosófico, lo ontológico sella su medio de búsqueda. Los corpus de “nación indigente”, o “país de muchas incertidumbres” sólo expresan nociones cartográficas de ese mundo en marcha hacia el caos. No se trata sólo de geografías reconocibles ni manifiestas, sino de pequeños estadios del mapa auto destructible que se sobreponen en el desorden. Quizás por eso es recurrente la figura atroz del gusano-culebra, de lo venenoso-rechazable, ligado al sentido de la muerte. Ese pasajero en la víspera —¿del fin del mundo?— es también un ser desgobernado.  Las instituciones de poder diezman las sociedades y sus realidades en lugar de salvaguardarlas y fomentar el equilibrio social y las oportunidades. En Cartografía do abismo ese planteamiento de Cagiano de describir la sociedad (propia, local, mundial) como estigma de la crisis del sujeto, es una constante ideológica y una visión de mundo: un leitmotiv que lo conmuta a otros referentes, más universales y globales, que encajan perfectamente con esa orientación anti establishment, de inconformismo, de denuncia, de cuestionamiento. Por eso increpa lo caótico, estableciendo un intenso juego dialéctico ante el caos de la modernidad —del hombre rendido—, “ante las ruinas del desastre”. El poeta lleva ese sacudimiento hasta sus vísceras, y lo visceral se le impone como tiranía de termitas que estallan en la piel, que carcomen las galerías del cuerpo, de la carne. Esa autodestrucción fantasmal y macabra ocurre porque “el tiempo estalla”. Es un juego metafísico, cercano a la física cuántica, donde el átomo se implosiona y produce el caos. El cuerpo se transfigura así como “albergue de (sus) restos emocionales”. Su poema “TIRANIA” lo sintetiza: “Como a laboriosa faina/ dos cupins/ o tempo irrompe/ na minha carne/ avassalando obtusas galerías/ na escuridão das vísceras” (Pág. 13).

Otro poema, “ANOTAÇÕES”,  muestra lo epigramático, lo mordaz e incisivo que es Ronaldo Cagiano, sacudiendo con su tono reflexivo los estatutos del medio intelectual, espiritual y existencial del hombre actual. Puede parecernos macabro, pesado y osado, pero su verbo es una flecha que hiende la espiritualidad desde el cuestionamiento a las manipulaciones y las sumisiones. Por eso la Vida es “esa máquina profunda/ para generar vértigo” (“A vida: essa máquina profunda/ de gerar vertigens”); y asume la totalidad del caos moderno como fondo insondable, para el hundimiento y la pérdida de los valores, puesto que  “Todo sucumbe al polvo/ nada resiste el vacío”.

Todo un cuerpo de signos bien delimitados, conceptualmente utilizados en los poemas, conforman el alfabeto de Cartografía do abismo. Ninguna palabra está mal puesta, aunque parezca arbitraria, o porque mediante fórmulas compuestas altere visual y fonéticamente su sentido o su significado semántico. Los siguientes términos o voces: vacíos, caos, abismo, muerte, hambre, ventanas, miedo y tiempo, oscuridad son semas, fonemas, lexemas, cognomentos, signos o sencillamente palabras que, aisladas, tal vez digan poco de un mundo al que califican y cualifican; pero dentro del diafragma visceral de un cuerpo poético al que pertenecen, a un mapa al que se deben, a un ser del que provienen como lengua y sentimiento, cambian su perspectiva semántica. Su recurrencia está presente en todo ese río de sentidos abiertos que muestra la enorme carga de contenidos  filosóficos, políticos, económicos, religiosos y cartográficos que recorren este poemario. Cartografía do abismo ha sido concebido como un río. Por eso la temática, ondulante y constante, fluye y atraviesa “mapas” locales y universales. También conduce a un razonamiento, a una reflexión y una sensibilidad humanas, mediante el viaje interior, que se expresa a través del significado de la vida al pasar por el árido –aunque parezca florido—camino de la poesía.

-II-

EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS

El poeta Ronaldo Cagiano dedica mucho interés al tema de los sentidos. El ojo, el mirar son constantes que le permiten explorar lo que percibe y ve. Esa mirada, sin embargo, también señala lo interior: “E no agreste campo do olhar/ mirei o invisível/ destino” (Pág.20) De ahí extrae el vacío que convierte su poesía en un catálogo de revelaciones de tipo filosófico, con implicaciones ético-morales, orientadas a liberar el ser de sus encierros, de sus postraduras. No en vano escribe una sentencia, una máxima, un epigrama, que recoge ese sentido de la insensibilidad humana ante el caos y los abismos de la (ir)realidad: “Homens entre dejetos/ seres sem desejos”, (Pág. 106).  Pero no sólo el tiempo es “ciego” y depredador: “O tempo,/ esse morcego cego/ a nos predar” (Pág. 15); el hombre lo es también. Para demostralo acusa el uso de los sentidos de la observación, al detalle. Valga, pues, la siguiente muestra sobre este aspecto:

“sou ave/ desidratada/ pelo deserto que os olhos/ contemplam” (Pág.32), “Se estou/ se não me vês// Se te vejo/ e não estás//é em mim que o abismo,/inimigo invencível,/ se bifurca/ num labirinto/ de novas/ mortes” (Pág. 41); “(pigarros sussurros flatos estilhaços de olhar)/ e a rubiácea que, inerte, esfria/e me requisita/como um cão a me olhar/sem dizer nada” (pág.48); “esse objeto sem tamanho e sem rumo/que não cabe nos meus olhos/ nem conhece o rosto da minha amada” (Pág. 59). “Vejo uma nação de inquilinos da mudez,/uma pátria gerida pela abissal não-convivência/(reinado do ter, morte do ser),/onde diálogos e olhares/são relegados ao escuro e ao anonimato/na rede social com suas aracnes a nos devorar” (Pág. 118). “Todo conservador é um pulha/com hemorroidas no olhar/e flatos no coração://sua alma funeraria/é assassina de sonhos” (Pág.121): “…e essa miséria colonizando nossos olhos/ já tão mecánicos/ em seu longo jejum de belezas” (Pág.126); “lanço meus ouvidos/ e ausculto o pranto/ dos meus barcos de papel/(titanics abalroando icebergs de dúvidas)” (Pág. 173). “6. Queria enxergar como Borges,/ que não teve tempo de ver com os próprios olhos” (Pág. 179)

El poeta es particularmente sensible ante lo que llama “la pérdida de lo sensorial”, lo cual atribuye, entre otros factores como la indiferencia e insensibilidad humana, al uso desmedido y enfermizo de las llamadas tecnologías de la información, y sus implementos de todo orden: “(celulares, smartphones, sms, whatsapp, twitter, ipod, ipad)/ Essas antenas da deserção do esencial/esses polvos tentaculares a devorar o sensorial/– síndrome do mundo cão e sem limites —“ (Pág. 118); lo que conforma “un lenguaje sin emociones” (Pág.119). Por otra parte, las ventanas también son constantes en cuanto he leído de la poesía de Cagiano. Eso se suma al signo de las miradas. Por esa vía, se asoma al mundo y muestra al mundo. Y Cartografía do abismo es esa ventana suya para la búsqueda infatigable del asombro ante la Humanidad, para que despierte hacia un cambio radical frente a la realidad. También lo es Os río de mim, y otro poemario inmediato, O sol nas feridas  (2013). Los políticos, las nuevas tecnologías de la información y el comercio que se hace a diario con la esperanza y la dignidad humanas —todo se mueve en el mercado de Wall Street (p.158)—, crean el divorcio existencial global, respecto a otros valores como la solidaridad, la unión, la convivencia recíproca, la paz, el respeto y la libertad de las naciones. La verdaera mirada de la vida.

Los poemas en Cagiano ganan un sentido de proclama, de metralla, de disparo artero a la realidad y al poder. Surgen como contrapartida al gregarismo y el incivilizado comportamiento de la especie humana, su indiferencia y la descomposición social, así como la pérdida de sus valores esenciales. Adquieren un sentido de oratoria, de discurso, de habla directa, que los convierten en algo transparente, refractario y palpable. Por eso el poeta es firme en su sentencia respecto a la acción desmedida del hombre en su accionar ante su propio universo: “Eis o homem em sua visceral necessidade/ de estar-no-mundo,/ ausentando-se do verdadeiro planeta/ em que deveria coabitar.” (Pág.118). Del mismo modo que hay insectos en la tierra hay egoísmos, desigualdad e infelicidad, pero la humanidad se arrastra en ese magma y no despierta; no oye ni ve, no siente ni se conmueve. Ahí puede estar esa suerte de rabia contenida del poeta, y lo dice del modo que puede: con su voz. Esa es su herramienta, a la que también concibe como “Utensilio” (por contener alguna utilidad), si acaso ese es el fin del poema, servir de utensilio —que no simple objeto, ojo— para alguna conmoción interior, para el despertar y la rebelión sensible de la conciencia.

UTENSÍLIO

E o poema cresce tomando tudo em seu regaço.

E já nenhum poder destrói o poema.

o poema faz-se contra o tempo e a carne.

HERBERTO HELDER

Num poema cabe tudo:
a escrita torta da solidão
os gatos de hemingway
os anjos de rilke
a tristeza do poeta juan gelman
o verme da fome corroendo os estômagos
a cólera e o espanto
a ditadura de deus
o funeral da tarde
a obediência dos rebanhos
o desacato da minha heresia
a insensibilidade dos poderosos
a agonia dos refugiados
a hediondez da corrupção
a humilhação dos excluídos
a antipoesia de auschwitz
o tiro que matou lorca
os suicídios de vargas e sándor márai
a bomba de hiroshima
o canal de suez
o maio de sessenta e oito
a primavera de praga
o discurso de martin luther king
a terceira margem do rio
os sertões que nos habitam
as guernicas contemporâneas
as baratas de kaf ka e de clarice
as carmens de bizet e mérimée
as metamorfoses da morte
as armadilhas do destino
a fecundidade do adeus
o contrabando da verdade
a coreografia dos danados
a arqueologia do caos
a lucidez lúdica do verbo (Pás. 103-104)

Ese poema va antecedido del siguiente epígrafe de Herberto Helder (1930-2015, considerado uno de los mayores poetas portugueses del Siglo XX): “E o poema cresce tomando tudo em seu regaço/ E já nenhum poder destrói o poema./…/o poema faz-se contra o tempo e a carne”.[4] Se asume, claramente, que la poesía —y con ella el poeta— puede servir de iluminación ante la debacle humana de estos tiempos “modernos”. El poder jamás destruye al poema, pero sí destruye al poeta. El poeta está hecho de carne y tiempo, y es perecedero. El poema sobrepasa todo eso. Se hace voz universal y queja. Se convierte en ventana. Por eso, las referencias al mundo grecolatino de Ronaldo Cagiano apuntan a una trascendencia y fe en la lírica, en la filosofía, en el raciocinio y la comprensión. Su juego verbal y polisémico en el poema “PALIMSESTOS” (Pág. 51) constituye una hábil muestra de sus grandes capacidades interpretativas de todo ese bagaje cultural que es la referencia primera para el mundo occidental. Igual aplica para sus “EPIGRAMAS” (Pág. 137), en los cuales cumple y demuestra valores esenciales de esta forma lírico-poética a saber: la precisión o brevedad, la sátira o lo sentencioso (por lo que se les considera también dardos), el ingenio creativo y sentido agudo del aspecto tratado, entre otros aspectos.

Desde Catulo y Marcial hasta Oscar Wilde o Ernesto Cardenal, por citar sólo dos referencias de la historia literaria, el epigrama ha estado presente entre los grandes nombres de la poesía universal. En Venezuela la han cultivado muchos autores. Así mismo, en varias partes del libro hace mención a Sísifo, a Esquilo y su Prometeo encadenado (quien nos deja sueños, revelaciones, números, escrituras, medicinas y los caminos de la tierra), a Heráclito y al Hesíodo  de la Teogonía y El trabajo y los días –resulta curiosa la ironía de Cagiano sobre esta obra en particular, en su libro Cartografía do abismo: “os trabalhos e os días/ como sádica/diversão”, pág. 57—, siempre dentro de un sentido de coherencia argumental, referencial y creativa que sostiene y enriquece los valores arquitectónicos del poemario, con un gran peso ideológico y moral. Por lo demás, concede al Thanatos las pulsiones de quintaescencia ante la vida y sus fatalidades, para decirlo de algún modo, en el viaje imaginario del ser: “Passageiro de vertigens/ com devoção a Thanatos” (Pág. 19); mientras que respecto a Sísifo asume castigos, trabajos y pesares que asocia a un catálogo, en clara alusión simbólica al mito del absurdo ir y venir con el peso encima cuesta arriba y cuesta abajo, de menudo como lo impone le peso cotidiano de los días: “escrevendo para suportar os estatutos de Sísifo” (Pág. 10).

Dejar el poema como tributo de lucha, es un deber moral del poeta. Darle utilidad de algún modo, reivindicando constantemente su fuerza verbal, puede contribuir en algo a los cambios necesarios. Y no se trata de un “uso” en el sentido literal, sino de una utilidad, de una vía contributiva, complementaria y esencial del ser para enfrentar la desintegración del mundo, en tanto y en cuanto el poema sea efectivo. Diría algún teórico actual de la poesía, “hacerla eficiente”. Que la poesía sea efectiva y eficiente en su mensaje y en su alcance, es una tarea pendiente, más allá de su aparente limitación.

Ronaldo Cagiano es un poeta de oficio y (auto) exigencias, de lecturas e inquietudes, en permanente desarrollo de sus potencialidades. Sin ser un conocer de la literatura brasileña contemporánea, puesto que en Venezuela —y tal vez en gran parte de América Latina—, la poesía brasileña nos llega por parte, segmentada y desintegrada en pequeñas porciones, como un pastel de cumpleaños, a través de esas mismas redes sociales, tan cuestionadas y cuestionables, porque se han perdido los espacios de literatura consistentes con el encuentro, con la obra física, con el intercambio de creaciones en nuestros ámbitos cercanos continentales (revistas, cátedras, seminarios, suplementos encartados en periódicos, ediciones de mano de tipo artesanal, entre otras); me atrevo a sostener que Cagiano es una de las voces más representativas de la poesía brasileña contemporánea.

Esto se advierte no sólo en su formación, que sabemos que es profusa, culta y sostenida, sino en la sinceridad con que asume su rol universal. Más allá de Cataguases, Brasilia o São Paulo, donde vivió épocas y edades diversas, y de su actual domicilio en São Pedro do Estoril, Portugal; Cagiano es poeta de mil caminos, de mil rumbos, de grandes empresas con la poesía. Y tiene la juventud necesaria para consolidar sus mejores hallazgos, por el modo en que manifiesta su arduo trabajo frente al papel y el poema; frente a este duro oficio de poeta.

La poesía, como los ríos, o como el río, comprende ese magma místico que aparece como flujo (“enloquecido”) para sufragar la alteridad. El hogar, la casa, el habitad (morada del ser), es violado durante el naufragio (de la escritura) que impone su paso. Ya no hay razones para esperar. Todo “muelle” es parte del abismo, del mismo modo que lo es todo poema. No hay lugar seguro para salvarse. Tal vez ninguna obra concreta. De ahí que de manera irónica, se refiera a las profesías del poeta Samuel Rawet (1929-1984).  Así lo deja entrever en su poema “CHEIAS” (Pág.12), en el que los versos finales: Há um cais de insondáveis/ razões a me esperar (“Hay un muelle insondable/ de razones para esperarme”) están perfectamente sincronizados con los versos del epígrafe, pertenecientes a Luis Quintis: Este é o teu rio, a tua casa, o teu equívoco,/a tua morte, o que te esquecerá ( “Este es tu río, tu casa, tu error/ tu muerte, lo que te olvidará”).

III

LOS SENTIMIENTOS DEL HAMBRE

Como lector de poesía, más que como crítico o estudioso del género, tengo especial interés en los textos, autores y obras de poesía que aborden el asunto del tema social, en su más amplio espectro. En el caso venezolano, hay nombres representativos de esta tendencia, que si bien no se traduce en poesía política, dicho de una manera redonda, adquiere alguna connotación ideológica de ese orden. El hambre, por ejemplo, es un asunto político. Y lo es social, económico, educativo y cultural. El poeta no puede desentenderse del hambre, y declararse al mismo tiempo un ser sensible. Eso sería mentir. Y si asume el hambre, como asume su rebeldía ante el poder, el expolio, las políticas erradas que cercenan las esperanzas de los pueblos, surge la etiqueta mencionada. Pues para mi gusto, esa poesía social o política me adviene en respeto, identificación y preferencia, tanto como la poesía de Vallejo, Huidobro, Neruda, Palomares o Gustavo Pereira; porque más que un asunto de etiquette, es un asunto de responsabilidad. Ahí reside su complejidad y su enigma.

Creo recordar que es de Ernest Hemingway la autoría de aquella idea de que la muerte de un ser humano nos disminuye porque representa  la muerte de la Humanidad. Así debería ser en el fondo de todos los corazones, pero quienes disparan bombas y cañones con aviones tripulados, drones, portaviones y destructores de todo orden, o a través de mercenarios entrenados para matar, sicarios y agentes encubiertos, en Siria, Afganistán, Centro o Suramérica, para mencionar un ámbito limitado, no parecen tener ese razonamiento. Cagiano compara dos hechos fatales, entrelazados en lo político, aparentemente, aunque con visiones muy distintas, en  escenarios también desemejantes: el golpe de estado en Chile —Made in la CIA, ejecutado el 11 de septiembre de 1973; y el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York —considerado el principal centro financiero del mundo—, hecho ocurrido en el 11 de septiembre de 2001.

¿Qué hace coincidir estos dos acontecimientos, más allá de la implicación política obvia? Que las Torres Gemelas se inauguraron el 4 de septiembre de 1973, siete días antes de derrocar a Salvador Allende en Chile. ¿Mera coincidencia? No olvidemos que la lectura de ambos hechos se hace bajo el prisma de los malos (suramericanos, socialistas, progresistas, presidencialistas, democracias de segunda) frente a los buenos (capitalistas hegemónicos, defensores a ultranza de una seguridad nacional sin fronteras, adalides de “los Derechos Humanos” y policías con licencia para matar en “defensa” de la tierra, contra todo mal imaginable, pero sólo bajo su látigo). En ese sentido, el siguiente poema de Cagiano es explícito:

11 DE SETEMBRO DE 1973

No mesmo dia em que assassinaram Allende no Chile,
três playboys estupraram e mataram Ana Lídia em Brasília
Uma data que dói tanto
quanto a implosão do World Trade Center
Trigêmeas são as cicatrizes que nunca
cessarão,
impunes os criminosos de então. (Pág. 109)

Considero, por estas lecturas de su obra, que Ronaldo Cagiano muestra de manera incuestionable esa responsabilidad antes señalada, por cuanto su sensibilidad poética, más allá de la realidad-país Brasil, ante la cual es crítico, valiente, duro, mordaz, estudioso, inconforme, realista y sincero; abarca al mundo-planeta, hoy globalizado y oprimido, sin aparentes fronteras para su liberación definitiva, de un modo crítico y revelador. En el caso de África, Cagiano ha sido un luchador intelectual. Un trabajador de la palabra para demandar igualdad y libertad, sostenibilidad y desarrollo, sosiego y paz. Como ciudadano pacifista, propulsor del equilibro entre las sociedades que pugnan por un mundo justo, franqueando con la sensibilidad de su arte toda aberrante humillación y sumisión de pueblos, comunidades, familias y hombres y mujeres que hasta ven morir a su prole por el hambre, las enfermedades y las balas, Cagiano no puede sustraerse a la conformidad, al silencio, a la indiferencia ni a la complicidad que supone hacerse a la vista gorda ante tan aberrantes situaciones.

La franca decadencia que presenta el mundo y la sociedad actual, desencadena en algunos poetas y narradores contemporáneos una literatura que muchos críticos consideran fatalista, holocáustica y pesimista. Las tantas veces que Ronaldo Cagiano metaforiza el hambre en su obra poética lo hace con esa conciencia sensible, que de algún modo aborda una tendencia mundial de intereses poéticos por la lucha de la dignidad humana, a la que también yo me suscrito en todas las facetas creativas de nuestros trabajos. Creo que esa es la ley que hay que seguir. La ley, que no la regla, porque éstas se vulneran y trastocan con mucha facilidad.

En su poema “Cosecha de desalientos” (“COLHEITA DE DESALENTOS”, Pág. 62), Cagiano nos refiere “el hambre que arde en los vientres” (A fome que arde nos ventres). Luego, en el poema “Escenarios” (“CENÁRIOS”, Pág. 68), refiere una algarabía de camellos que se revelan  “contra el dialecto del hambre” (contra o dialeto das fomes); o como lo manifiesta en su poema “REGISTRO”, sólo la poesía le permite salvaguardarse ante la impotencia que produce la injusticia de las desigualdades, de la maldad humana contra sí misma, por la violencia, por la ambición, por la usura y los despropósitos imperiales de la economía globalizada y las políticas hegemónicas, que terminan por contribuir la disolución de la vida tal y como ha sido concebida por la naturaleza: equilibro de organismos, fuerzas y recursos ante el cosmos, ante sus espacios, a través del tiempo:

REGISTRO

Nesse tempo de absoluta dissolução
sou contaminado e salvo pela poesia,
antídoto contra
o veneno dos días
Já não me importam
a falta de paciência do motorista
os corações duros dos auditores da Receita
a avidez usurária dos bancos
a tempestade de ofensas
do parlamento acanalhado
o roubo nas estatais
a queda do pib
a crise do euro
os disparos de Kim Jong-un
os disparates de Trump
a poligamia de Jacob Zuma
a hipocrisia soberba dos evangélicos
Meus versos não estarão em repouso
como a indolência que caminha
passo a passo
no ritmo de todas as coisas
Vou de mãos dadas
com o verbo
e com sua pá,
lavratura
50
adestrando
o terreno infértil Pág. 49-50

Por cuanto percibo en la poesía de Ronaldo Cagiano asumo que es un escritor, un poeta, un intelectual y un humanista responsable. Le conmueve el hambre y el río sucio, la soledad interior y la orfandad del mundo, la desfachatez del político bribón que socaba las esperanzas de sus pueblos con programas errados o deficientes, y la insensibilidad de la sociedad ante sí misma al ver caer sujetos en la peor degradación del desamparo, del vicio, de la manipulación religiosa, del engaño, de la podredumbre. Por otro lado, presta su arte para soltar los demonios interiores contenidos por tantas frustraciones, al asumirse como un ciudadano más, con sus sueños, visiones, deseos y anhelos, para manifestarlos como vitrina (rota) ante la desesperanza y la derrota (moral, síquica, emocional).

 

-IV-

LA INTERTUALIDAD COMO EXPRESION DEL DESARRAIGO

La poesía propicia encuentros, intercambios, diálogos e identidades convergentes de una manera muy particular si, por ejemplo, lo comparamos con la música o la pintura. La Mona Lisa o Gioconda de Leonardo da Vinci, y la Guernica de Pablo Picasso, pueden establecer aún en nuestros días poderosas manifestaciones de identificación con maestros y jóvenes artistas, tanto como lo produjeron en sus respectivas épocas. Ese es el lenguaje del arte en el tiempo. Igual podría decirse del incompleto e inmortal Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart o del Himno de la alegría de Ludwig  van Beethoven.

Se ha dado en llamar intertualidad al mecanismo interno de comunicación entre autores (pasados o presentes, vivos o muertos), lecturas, estudios, visiones, movimientos e integraciones diversas de puntos de vistas comunes, afines o  convergentes, entre un escritor y otro, entre un poeta y otro. De igual modo  aplica para los ensayistas y críticos literarios que siguen tendencias por afinidad, que establecen vasos comunicantes por empatía o desarrollos coincidentes en sus trabajos, quienes suelen buscar en Aristóteles, Bateson, Wittgestein, Saussure, Yury Lotman, Bachelard, Jean Cohen, Noam Chomsky, Octavio Paz y otra larga lista de teóricos y críticos literarios las claves de esos procesos.

Y como ya dije antes, el poeta Ronaldo Cagiano es un trabajador, muy responsable, de cara a su destacada poesía. Por eso tiene particular relevancia, en Cartografía do abismo, el mapa de referencias que él establece en un corpus de 42 epígrafes, entre los siete autores que aparecen de modo general en la primera página del libro (Ademir Assunção, Adília César, Everardo Norões, Luís Quintais, Marcia Camargos, Marco Lucchesi y Maria Teresa Horta), y los 32 autores restantes; entre quienes están incluidos tres de los más importantes poetas de Brasil: Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, 1902-Rio de Janeiro 1987), Murillo Mendes (Juiz de Fora, Minas Gerais, 1901-Lisboa 1975) y Anderson Braga Horta (Carangola, Minas Gerais, 1934), por el gran valor generacional que estos poetas tienen en Brasil. Gana especial significación la presencia de Drummond de Andrade en al menos tres pasajes del libro de Cagiano. Pero es su homenaje a los treinta años de su muerte lo que realmente hace un punto y aparte en todo el hilo argumetal de esta poesía estremecedora. Veamos: “Trinta anos sem Drummond./ E sem/ o itabirano/ nossos ombros/ não suportam (mais) o mundo”.

Cagiano asume a Drummond como el gran poeta de Brasil que fue, y extraña su fuerza sobre los hombros para soportar el mundo. Y es ciertamente Drummond el Padre de todo aquello. su lumbre irradia sobre toda oscuridad, sobre todo dolor nacional, sobre todas las sombras de la injusticia, de la pobreza y del vacío. ¿Cómo no entender su Sentimento do Mundo (1940) en quién lo dio todo por la educación, por el saber, por la libertad física y creadora de los hombres, y por el bien de su nación?

Hay que superar todos los escollos, toda la fobia y toda la banal reticencia que se suele manifestar contra la intertualidad. Si esta es equilibrada, oportuna y necesaria, no hay más que discutir. Con su nombre técnico o con otro, a ese río interior que dentro de un creador nutre sus búsquedas y persiste en sus encuentros, bien se le puede llamar bagaje. Como si fuera igualmente,  equipaje de viaje. Y nada para entreverlo y dejarlo como inquietud, que oírlo en la voz de la grande poeta Delia Prado. Para establecer este diálogo externo dentro de su obra Cartografía do abismo, Ronaldo Cagiano ha querido hacerlo como una conversa. Sabemos que la intertualidad, como proceso, parte de del diálogo interno, subjetivo y complementario a todo saber, a todo recorrido. Si no fuera así, no tendría tanto sustento para la cultura universal la riqueza espiritual y simbólica del mundo grecolatino, cuyos estudios y revisiones no tienen parangón alguno.

Esta conversa, este diálogo interior dado por la intertualidad, por la afinidad de afecto, por el respeto y la identidad propias, entre Cagiano y Delia Prado, por ejemplo, es la misma que lo lleva a las voces de Anderson Braga Horta y Murillo Mendes,  y adquiere mayor peso porque este magnífico y bien labrado poema aparece en la obra seguido de los poemas “LETE” y “CATAGUASES”,  que también hacen  tributo a la infancia, al extrañamiento, al desarraigo (“Habito essa casa/que me desabita”, pág. 115), la memoria (“Esse cavalo encilhado/ que insiste em me buscar”, pág. 88); lo que el amor traduce en pérdida y entrega, en sentimiento e identidad, por la fuerza del encuentro consigo mismo. Valga decir, por la defensa de sí mismos. Por eso, la unión de las poetisas Delia Prado y Renata Palottini puede ungir cierta maternal inocencia, pero va más allá, a la reserva moral del país, con especial significación; y conforma una ventana de la dignidad nacional. Singular gesto de Cagiano, digno de toda admiración.

 

CONVERSA COM ADÉLIA PRADO

O trem

venha de onde vier
sempre vai pro passado.
RENATA PALLOTTINI

Esse trem que nos percorre
(em Divinópolis ou Cataguases)
penetrando
a noite
madrugada
os dias
dos nossos sentimentos
atravessa a vida
com seu comboio de mistérios

Ainda hoje
adula meus tímpanos
o apito da máquina alucinada
irrompendo feito uma catástrofe
pelas escuridões da infância
batizando a cidade
com seu metal sibilante
nos trilhos de tanta inocência

A maria-fumaça,
incandescente animal sem metafísica,
conhecia a mecânica de meus sonhos
quando deixava a plataforma
da velha estação
povoada de adeuses
Na sintaxe do chegar e partir
aquela locomotiva
ensinou ao menino
a viajar pelas palabras

Agora,
serpente extraviada,
exilada no presente,
vem com sua ferrugem
e seus vazios
roendo a alada
memoria  (Págs. 82-83)

Ese ferrocarril que se desplaza en la memoria, bien puede ser esa locomotora Nº 42 llamada “Maria-Fumaça”, que desde la estación de Tiradentes enfila su largo hocico de acero y sus patas crujientes hacia el infinito de un sueño; o cualquier otro que vaya o venga de Aureliano Mourão a Divinópolis, o de Cataguases a Tres Ríos, o de Leopoldina a Sapucaia, cuando el pasajero es el mismo y su equipaje es la poesía. Esa senda de pasos encadenados — como si se trata del riel de un tren que nos lleva de estación en estación— se convierte en metáfora de solidaridad, de valoración espiritual y de dignidad, cuando va asistida de la necesaria sinceridad argumental, creativa, expositiva y temporal, por cuanto el poema queda en el tiempo; y el yo del sujeto creador, del poeta que se sumerge en esa intemporalidad.

De Homero hasta nuestros días ha sido así, y desde Nezahualcóyotl hasta nuestros días igual. De ahí que tenga relación que Carlos Drummond de Andrade, expresara en 1975 asombro ante la poeta Delia Prado por ese poema COM LICENÇA POÉTICA” (de su libro Bagagem), al que la crítica atribuye afinidad o intertualidad con algún poema de Drummond de Andrade; y que 44 años después, en la voz de Ronaldo Cagiano aparezca el nombre de Delia Prado en un poema que los lleva a la memoria, a la sincera afinidad afectiva y a inciertas aventuras de trenes espirituales, que igual pueden ser los que van de Minas Gerais a Rio de Janeiro, sobre los rayos del sol de mayo.Sin embargo, este instante de goce parece perturbarse cuando se perciben los efectos de una realidad muy distinta en esos lugares que la memoria  atrapa para sí, como rescate de la propia identidad.

En el poema “CATAGUASES” expresa ese amor casi filiar del poeta con su gran río de infancia, dolido porque la contaminación y los desmadres del efecto industrilizador en sus riberas,  cercenaron sus afluentes para la explotación de la madera, para generar capital, con devastadoras consecuencias, agravado con el arrojo de desperdicios altamente tóxicos y humo de las chimeneas; provocando todo tipo de alteración medioambiental, lo que bajo ninguna licencia resulta tolerable en un medio biótico tan delicado y reservado para la vida del planeta, inclusive, como lo es ese ecosistema integral de toda la Amazonía; valga decir de todo Brasil. Por eso, advierto en la idea de país[5]  de Ronaldo Cagiano un signo de semejanza con la que he expuesto en un ensayo reciente titulado “La idea de país en las crónicas de Luis Alberto Crespo y Gustavo Pereira”.[6] La historia y el presente sometidos al prisma inconforme de la duda, evaluando los hechos nacionales y sus consecuencias con una visión de pertenencia, como medio para recuperar el valor de la propia identidad, y asumir su reflejo en la literatura como un modo de no acallarse, de no ser cómplices ante el expolio, el vejamen, los atropellos y las humillaciones que los poderosos (quienes efectivamente ostentan el poder político y económico) causan a nuestros pueblos, sometidos incondicionalmente a la pobreza, al hambre y al olvido. Pero no olvidemos que en ese desgarramiento histórico se encuentra la impronta de la llamada “conquista” del Nuevo Mundo, en nombre de una fe y de una iglesia que significó expolio y masacre desde México hasta la Patagonia; y que en esa, su idea de país, Cagiano tiene presente esos hechos. No podría ser de otro modo.

Estos versos apuntan en esa dirección: “fermentando a ignorância, /os evangélicos hipnotizaram o Brasil/ e alimentaram o ovo da serpente/ aninhada no Planalto.” (Pág. 178).  De ahí que ese poema “GOLPE (II)” se  nos presente como un puño, como una rola, que a través de su brevedad intenta fijar una muy definida posición ideológica y estética desde la concepción de la idea de país que el autor determina mediante su visión de esa realidad local.

-V-

LOS CONTORNOS DEL ABISMO

He leído varias veces este libro de magnífica poesía, Cartografía do abismo (2020) de Renato Cagiano, sumergido en la cuarentena mundial que impone al planeta desde comienzos de 2019, el virus llamado Covid-19. A cada vuelta de página encuentro un punto nuevo para avanzar o retroceder, por lo que se me antoja concebirlo como un río en permanente movimiento. Por eso no deja de llamarme la atención el poema de cierre del libro, titulado ”RELEMBRANDO PESSOA”. Este texto se presenta con una gran carga semántica a bordo.

Ese poema contiene un mapa cartográfico para lo fluvial y lo poético. En esa narrativa de los ríos más destacados del planeta — con excepción del gigante Amazonas, que no resulta mencionado—, aparece una amplia mirada que abarca a aproximadamente a 38 naciones. No son pocos versos que desembocan en el extrañamiento y la queja.  Esta observancia se manifiesta de manaera muy seria en el río familiar —O Pombo—, por las heridas que éste arrastra en su curso hacia el Atlántico, como consecuencia de la brutalidad humana, la contaminación industrial inclemente, la insensibilidad hacia su destino de vida y floración que termina por ser su morir; y porque ningún otro río atraviesa el alma de Cagiano al amanecer, como un vuelo de pájaro, como el río Pomba de su pueblo Cataguases.

Eduardo Dalter y Ronaldo Cagiano en tren en Lisboa 2019

RELEMBRANDO PESSOA

O rio que me banhou na infância

ainda me reconhece?

IACYR ANDERSON DE FREITAS

Não é o Tejo        nem o Tâmisa        sequer o Tibre

não é o Douro      nem o Doce ou      o Danúbio

tampouco o Eufrates                              ou o Elba

muitos menos o Missouri Mississípi Ródano Reno

nem o Ganges o Nilo o Volga

sequer o Jordão ou o Mekong

não são esses os rios

que atravessam a minha aldeia

com seu voo aquático na manhã aguda.

É o Pomba
o rio da minha cidade
que (per)correu minha infância
e ainda (es)corre em minhas veias
fatigadas do inútil navegar.

As mesmas águas
que me (en)levaram
agora o transformam no meu Estige,
cemitério de anzóis
onde adernaram meus barcos de papel

182

e no menino que f(l)ui,
navega o homem feito de memórias
nesse leito
onde em cada dia
seus braços batalham contra o Lete. (Pág. 181-182)

Del resto de los ríos se puede componer un mapamundi de aguas y misterios, de historias y descubrimientos, si tan sólo imaginamos un barco de papel que nos lleve por España y Portugal a través de río Tajo o Tejo, y el Duero; por  Inglaterra en el Támesis; en Italia a través del Tíber; en Brasil por el río Doce y Pombo; navegando el Danubio para atravesar a Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Rumanía, Bulgaria, Moldavia, Ucrania, y más allá hasta llegar al mar Negro; o por el río Éufrates que se interna entre Turquía, Siria e Irak; el río Elba pasando por Alemania, República Checa, Austria y Polonia; también en Estados Unidos por los anchos cauces del Missouri y el Mississippi; y en el Ródano que se interna entre Suiza y Francia; o bien siguiendo el curso del Ganges, por la India y Bangladés; y en el gran río Nilo de África y la imaginación antigua; o el Volga de Rusia; sintiendo como si nuestro pequeño barco imaginario fuera tras el bíblico río Jordán que discurre por Israel, Jordania y Palestina; hasta llegar al largo y famoso río Mekong, cuyos márgenes pasan por  China, Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam.

Aunque el poeta recorra en su imaginación ese gran círculo de agua que es el planeta, transfigurado mediante el ojo y la mirada que abarca esa totalidad del caos-tierra-mundo-vida-sociedad-humanidad, para acceder a la otredad, al pasado, a la memoria, en ese, su discurrir por ignotas referencias; su inquietud lo sacude medularmente porque no tiene los medios (aparentes) para lograr la transformación deseada. Incluso, no lo ve posible aunque haya un cambio de identidad (interior), tal como lo hizo Fernando Pessoa con sus conocidos heterónimos (Alberto Caeiro, Alexander Search, Álvaro de Campos, Bernardo Soares, Ricardo Resis, o cualquier otro); porque más allá del gran nombre de Fernando Pessoa y su notable huella en la poesía portuguesa, sus heterónimos y diversas facetas existenciales, tan crudas como singulares (destierro, experiencia africana, cultura inglesa, visiones de la realidad política o dominio de las lenguas), además de su prematura muerte, ocurrida durante la edad más reveladora para la creación poética —47 años, apenas—; el mundo mantiene sus mismas incertezas, su mismo vacío, su misma nada que la subsume y destruye.

Esos abismos aludidos por el poeta, sin embargo, no aparecen aislados, y será interesante ir armando un compendio de obras afines, convergentes, en esa mirada crítica que cada quien sostiene en su lenguaje, en su manera de presentar el discurso crítico, la narrativa poética de ese gran laberinto que se nos viene encima en el día a día. De esas búsquedas individuales saldrá probablemente una antología, notas, análisis y estudios que nos permitan ver con más amplitud el panorama. Pienso de momento en tres títulos de reciente aparición que bien pueden marcar un comienzo. Me refiero al poemario de Wladimir Moreira Santos, Caos (Brasil, Editora Urutau, 2020), a la interesante obra titulada Volta para tu aterra: uma antología antirracista/antofascista de poetas estrangeirxs em Portugal (Editora Urutau, 2021; 210 pgs.), en la cual aparece el nombre de Ronaldo Cagiano junto a otros 48 co-autores; y Hominem 2100 Rapsodia apocalíptica (Caracas, Fondo Editorial del Sur, marzo 2021, 86 p.) del reconocido poeta venezolano Gabriel Jiménez Emán.

Muchas son las claves del desarrollo temático de Cartografía do abismo. Desde el sedimento filosófico (del que no escapa una ilusión a Arthur Schopenhauer) que lo sostiene, tanto en la visión estoica como la existencialista, hasta la motivación política que denuncia la injusticia histórica, social y económica (entre cuyas claves se refieren la bomba de Hiroshima, los crímenes nazis de Auschwitz, los juicios de Nuremberg, las violaciones en África y Afganistán, la matanza ocurrida en el complejo de favelas de Alemão en Rio de Janeiro en 2014, la significación del discurso de Martin Luther King, el Apartheid y la emblemática figura de McDonalds; así como el despropósito jurídico-legalista que convirtió la canalla en bochornoso impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff en 2016, la guerra en Siria, la violencia asesina del Estado Islámico, la impunidad de los misiles de la OTAN, el uso de los Fake News,         entre otros); hasta los aspectos cartográficos objetivos e irreales —como los nombres de los ríos brasileños y los ríos globales, las rutas imaginarias, los desdoblamientos de estaciones de trenes hacia donde transitan la utopía del sueño y la identidad de la memoria, entre otros recursos—; el cuerpo de la obra es la suma de una totalidad de cosas, referentes y valores que le sirven de contrapeso al autor más allá de su posición, individual, en esa su visión de mundo.

Especial significación tiene el tratamiento que del tema religioso presenta la obra Cartografia do abismo. A la figura del Cristo Redentor, que en Brasil es una figura clave para la imagen de Río de Janeiro, se suman sarcásticos y cuestionadores señalamientos acerca del papel manipulador de las religiones, y en específico del papel hipnotizador de los evangélicos. Por otra parte, el pecado original de Adán y Eva (Pág. 174) se entremezcla con la manzana de la empresa tecnológica Apple, en un doble juego semántico frente a la enajenación de la libertad del ser y el libre albedrío, que el poeta resuelve sumando su propio credo “religioso”: su fe en la literatura. Por eso asume como “sagrada escritura”, la poesía: “Minha única Escritura/ está no sacrossanto altar da Literatura” (Pág. 92). A esto suma una contra idea acerca del “Viejo Testamento”, en el que declara que al comienzo no fue el verbo sino el presupuesto, el dinero, el origen de todo (el caos, el abismo, el laberinto actual). Y termina  por establecer un juego de palabras entre “Santidad” y “Sanidad” en un poema que sólo tiene un verso: “Arthut Obispo de Rosario” (Pág. 168). Todos estos recursos amplían la polisemia de los poemas, y convierten esta obra en un libro de una riqueza textual extraordinaria. Su lectura es un goce absoluto, más allá del tinte pesimista, cáustico, fatalista que pueda inferirse a medida que se avanza en su equilibrado contenido.

En cuanto al leitmotiv o visión de mundo que referimos al comienzo de este ensayo, cabe señalar, para cerrar este estudio, los contornos o contextos de esa filosofía el caos, del abismo, del laberinto que, en sentido figurado, se convierten en medular motivo de la obra, tanto como si se tratara de un largo rio cuyas ensenadas y giros desembocan en la mar que es el morir.

Muerte doble, en su sentido físico, medioambiental, biótico, causada por la basura y la inconsciencia humana; y la muerte interior, dada por el tiempo-Cronos en su decurso imparable, arrastrando tras de si recuerdos, saudades y memorias, ante las cuales también la identidad del pasajero (llamado igualmente extranjero u hombre-gusano) aborda la impronta de trenes imaginarios. Movimiento y poesía aguda son en esencia las rutas de Cartografía do abismo. Extraordinario libro del poeta cataguense Ronaldo Cagiano.

Pariaguán, 15 de abril de 2021

elpoetajotape@gmail.com

(Universidad de Oriente, Venezuela)

 

[1] Ronaldo Cagiano, Cartografía do abismo, São Paulo, Brasil, Laranja Original Editora, marzo 2020; p. 178. En lo sucesivo citamos las páginas al final de los poemas correspondientes a esta edición.
[2] Cfr. Gustavo Veia, “La dictadura del 64 y el Brasil de Bolsonaro”, En: https://www.aporrea.org/internacionales/a301301.html
[3] Ronaldo Cagiano, “Una investigación sobre nuestro holocausto”,  En Chicos Nº 63, p. 61.
[4] Traduc. “Y el poema crece llevándolo todo a su regazo./Y el poder jamás destruye al poema./…/el poema está hecho contra el tiempo y la carne”.
[5]  Término propio que he acuñado en Venezuela para referirme a la visión que tienen algunos poetas y escritores sobre la realidad nacional, el pasado, la historia y el presente en todos  los ámbitos relacionados con la identidad. Aplicable, además, a las demás artes.
[6] José Pérez, “La ideas de país en las crónicas de Luis Alberto Crespo y Gustavo Pereira”. Recuperado en: https://www.aporrea.org/ideologia/a301012.html

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José Pérez (El Tigre, 15 de mayo, 1966) es un poeta, narrador y ensayista venezolano. Articulista de opinión muy reconocido. Licenciado en Letras y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo (España). Profesor Jubilado de la Universidad de Oriente. Algunos libros: Pájaro de mar por tierra, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Cosmovisión del somari y La casa de los poetas. Reside en Pariaguan, Mesa de Guanipa.