Finalmente tengo más de un rostro.
Georges Bataille, Sobre Nietszche. Voluntad de suerte, V.
África I
No hay viento, ni rumor de agua, y está oscuro. Quien se extraviara allí jamás saldría o saldría desnudo y loco. Es una selva silenciosa, pero no una selva de plantas y frutos, de enormes y pequeños animales. No, nada de eso. Allí, en perfecta metamorfosis con la oscuridad y el silencio, habitan erráticas sombras, inmóviles furores, una angustia sin medida ni centro, un espasmo que arde con llama fría. Nunca estuve en ese lugar, pero con frecuencia lo veo en sueños.
II
Habla y de su boca no sale palabra alguna. Pasa la yema de los dedos y nada siente. Intenta oír y es en vano. Procura avanzar, permanece fijado al suelo. ¿Puede ver? Sí, pero sólo astillas de hueso, uñas, pellejos. Está inmóvil, reducido a una condición de estatua expuesta a la lluvia, al sol, al picoteo de los pájaros. Solo en un lugar remoto, lucha para no olvidar su nombre, lo repite una y otra vez en su mente, último recurso antes de la nulidad, del vacío.
III
Adelante, sobre el horizonte, el humo de los mundos incendiados. Por una cavidad se llega al infierno. La noche no tiene ojos, tiene bocas y por esas bocas la carne se entera de que no existe reposo. Comen su propio dolor como comen fuego mientras las hormigas entran de a miles por los agujeros de los sueños. Los árboles sangran, sufren el peso de una voluntad invisible que los aplasta. En una pared, blanqueada con cal, cabeza de peces, de perros, valvas, llaves oxidadas, máscaras. Y una inscripción, apenas visible, acaso hecha con un trozo de carbón: Muerte, fruto podrido, ¿cómo vencer el asco y tragarte?
♣♣♣
Carlos Barbarito (Pergamino, Buenos Aires, 6 de febrero de 1955). Publicó hasta la fecha más de veinte libros de poemas y de crítica de artes plásticas. Parte de su obra está traducida al portugués, francés, italiano, inglés y rumano.
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