La poesía es arte milenario, misterio, espíritu sensible, llamarada inmortal. La poesía está en el universo. En los planetas alrededor del sol, en los millares de estrellas, en los símbolos escritos en las cuevas, en los jeroglíficos de las pirámides, en los antiguos pergaminos, en los rollos del Mar Muerto, en la puesta del sol, en un eclipse lunar, en el beso de la amada.
Desde tiempos antiguos los hombres han hablado en poesía. Sabios, profetas, filósofos, pensadores encontraron en la poesía el elemento de reverencia y respeto para la unión con el cosmos. Para muchos la poesía es un arte superior invulnerable, que no teme a los asaltos del tiempo o de las intolerancias. La poesía ha existido desde el Génesis hasta las Revelaciones. Porque ella es un ritual que fecunda la imagen. Basta darle vida al papel y convertir al poeta en creador y al papel el lugar en donde concretar sus pulsiones más secretas, sus sueños más íntimos y sus aspiraciones más comunes para desdoblarse en los rincones de la galaxia. Poetas antiguos como Shakîr Wa’el, de Persia, Teodognis de Alejandría, Omar Khayyam de Persia, y poetas de la talla de Fray Luis de León, Lope de Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, San Juan de la Cruz y el poeta Nazim Hikmet de Turquía encontraron en la poesía el Urim y Tumim, para discernir la «voluntad divina», oculta en los sueños que se revelan durante las horas de los tigres.
Los poetas, traen luces y perfecciones en sus versos, invitando a todos a sentir la palabra. Como dijo el poeta persa Rumi: «ven a escuchar mis poemas, toma el lugar de mi alma».
Citado en
http://barrirezlink.wordpress.com/2008/03/ consultado el 16 de septiembre del 2014.
Los poetas despliegan los pergaminos para plasmar sus sentimientos como andanzas sublimes en los caminos por dónde va la vida misma; recogiendo en su andar el amor como principal elemento de la creación. El amor como expresión de la sonrisa, alegría y fuerza cósmica en el «Ser», este sentimiento quema en los tuétanos de los poetas, escribiéndolo en la arena, en los ladrillos de los templos y en las páginas de antiguos libros.
Uno de estos poetas, fue el rey Salomón o Shelomo, quien escribió en Jerusalén o Yerushalaim, alrededor del año 1020 antes de Cristo el libro del Cantar de los cantares. Este libro poético de las Escrituras Hebreas canta el amor inquebrantable de una muchacha sulamita por un pastor, y el intento vano del rey Salomón de ganarse el amor de esta campesina de Sunem o Sulem. Las palabras de apertura del texto hebreo llaman a este poema, «La canción superlativa, que es de Salomón». (Santas Escrituras, 1987, p. 874).
El Cantar de los Cantares, es decir, la canción más hermosa, la canción por excelencia. Este bello libro que ha perdurado por siglos, y forma parte de La Biblia, es un libro poético, el más hermoso de los cantos o el poema más sublime. El lector al abrir el libro encontrará una exquisita poesía. El elevado manejo del lenguaje de su mismo escritor, de Salomón, lo hace conocedor de versos ricos en imágenes y sensaciones.
El libro el Cantar de los cantares no es una colección de canciones, sino una sola canción, es un poema distribuido en estrofas, en las que, alternativamente, dos enamorados expresan sus sentimientos en un lenguaje erótico, apasionado, literario. Todo este libro es un bello poema cargado de energías. El cantar de los cantares, es el poema del amor.
Cuando escudriñamos el libro, notamos que el eros será la fuerza principal de sus páginas, donde el poeta expresa en capitulo 8: 7, «las muchas aguas mismas no pueden extinguir el amor, ni pueden los ríos mismos arrollarlos». (Santas Escrituras, 1987, p. 878).
La pasión funciona excelentemente en la creación del poeta y permite fluir como gacela sobre el viento. Leyendo el Cantar de los cantares el lector viaja hacia la época en que se hablaba en poesía, donde las parejas se amaban fuertemente y donde los que cortejaban lo hacía poéticamente.
En estos tiempos de insensibilidad al amor, en especial de violencia entre la humanidad, donde los hombres y mujeres quiebran la vida mediante la muerte despiadada de unos sobre otros, donde se carece de amor puro porque el amor va más allá de lo sexual, el amor de atracción, el amor también es amor al otro, amor al prójimo como dijo Jesucristo: «ama a tu prójimo como a ti mismo”, ese amor que es la mayor fuerza cósmica que tiñe la galaxia»
El cantar de los cantares, es el habla de los enamorados que se cubre con la lírica y expresa la angustia por la ausencia del ser amado, la felicidad del encuentro, el anhelo de la entrega. Como parte del vívido lenguaje figurado del libro, aparecen repetidas veces los nombres de plantas, animales, piedras preciosas y metales. Se evoca la esencia del Creador, la tierra de los israelitas. La llanura costera, las llanuras bajas, las cordilleras del Líbano, el Hermón, el Antilíbano y el Carmelo, las viñas de En-guedí, y los estanques de Hesbón, junto a la puerta de Bat-rabim. En el recorrido del poema, el amor expresado en versos ensalza en palabras a la mujer como criatura sublime. Salomón al referirse a la amada lo dice en el capítulo 7:9: «y tu paladar como el mejor vino que va bajando con suavidad para mi amada, que fluye dulcemente sobre los labios de los durmientes». (Santas Escrituras, 1987, p. 878).
Para él, puede haber sesenta reinas, y ochenta concubinas, y doncellas sin número. Pero una sola hay, su paloma, la amada. Incluso llega a preguntarse:
«¿Quién es esta mujer que está mirando hacia abajo como el alba, hermosa como la luna llena, pura como el sol relumbrante, imponente como compañías reunidas en torno de pendones? ». (Santas Escrituras, 1987, p. 877).
Las expresiones de cariño del Cantar de los cantares pueden parecerle muy extrañas al lector occidental, pero debería recordarse que el contexto de este cántico es el Oriente de hace unos tres mil años. El tiempo, en que el amor fluía en las venas de los antiguos poetas como un manantial en sus labios. Por eso Salomón cuando compone el poema, refleja el deseo expresado en las letras, eleva a la mujer, esencia de cariño y hermosura, mujer llena de composición erótica. Salomón lo dice en el cantar 4: 1-3:
« […] tu caballera es como hato de cabras que han bajado saltando de la región montañosa de Galaad, […] tus labios son justamente como hilo escarlata,[…] tus dos pechos son como dos crías, gemelos de gacela, que están apacentándose entre los lirios». (Santas Escrituras, 1987, p. 875).
El rey sabe de la belleza de la sulamita y el amor que ella siente por su pastor, por su amado, pero, preso de los encantos de la mujer, hace de ella un poema universal dejándolo para nosotros con más de tres mil años de creación. Podemos leer lo que el rey le dijo a la sulamita en el cantar 1:11, «adornos circulares de oro haremos para ti, junto con tachones de plata». (Santas Escrituras, 1987, p. 874).
Salomón levanta su copa de oro y expresa versos a la dama que llega a él como nardo en su fragancia. Insiste en seducirla por medio de sus versos, pero la sulamita expresa su anhelo al pastor, quien es su amor, es la primavera, es «deslumbrante y colorado, el más conspicuo de diez mil». (Santas Escrituras, 1987, p. 875).
La sulamita ve en su amado, pura dulzura deseable como se describe en el cantar 5:14, porque «su abdomen es una lámina de marfil cubierta de zafiros». (Santas Escrituras, 1987, p. 877).
Cabe mencionar los recursos de comparación que sobresalen en el Cantar de los cantares, en sus 117 versículos donde se descubren expresiones poéticas de gran valor literario. Por ejemplo las expresiones de cariño del pastor se comparan con el vino, y su nombre, con el aceite. ¿Qué significado tiene esto? Tal como el vino alegra el corazón del hombre y el aceite derramado sobre la cabeza tiene un efecto tranquilizador, recordar el amor y el nombre del pastor fortalecía y consolaba a la sulamita.
También hallamos que la joven campesina de tez morena se compara a las tiendas de Quedar. ¿Por qué se compara de esta manera? Porque el pelaje de las cabras, una vez tejido, tenía muchos usos por ejemplo, en el libro de Éxodo se dice que la tienda que iba sobre el tabernáculo estaba hecha a base de telas de pelo de cabra. Y al igual que las tiendas de los beduinos actuales, es posible que las tiendas de Quedar estuvieran hechas de pelo negro de cabra.
Una imagen comparativa de pleno vuelo poético en este libro es cuando el pastor expresa las siguientes palabras en el cantar 1:15, «tus ojos son de palomas». (Santas Escrituras, 1987, p. 874). Esto quiere decir que los ojos de su compañera se ven dulces y tiernos como los de las palomas. Hallamos en todo el libro expresiones elegantes y de altura. Unas de esas expresiones es cuando se hace jurar a las damas de la corte, en cantar 2:5, «por las gacelas o por las ciervas del campo». (Santas Escrituras, 1987, p. 874).
Esto representa que las gacelas y las ciervas se caracterizan por su gracia y belleza. Así pues, la joven sulamita les está pidiendo a las damas de la corte que le juren por todo lo que es bello y grácil que no intentarán despertar el amor en ella hacia el rey.
El Cantar de los cantares, como un poema erótico, no cae en lo obsceno y profano, está escrito de la forma más hermosa de los poemas antiguos. Salomón puede ubicarse entre los grandes poetas antiguos, pues crea en este libro de hace miles de años, las metáforas más universales de la historia. Metáforas como «tus labios siguen goteando miel del panal». (Can 4:11) y «tus dos pechos son como dos crías, gemelos de gacela, que están apacentándose entre los lirios». (Can 4:5) se une con «tus ojos son de palomas detrás de tu velo». (Can 4:1). “ Tus labios son justamente como un hilo escarlata». (Can 4:3).
«Hasta que respire el día y hayan huido las sombras». ( Can 4:6). Son una muestra de la sensibilidad de Salomón, que hacen de este libro poético el camino de la proclamación del amor que canta el poeta magníficamente, ilustrando el amor entre un hombre y una mujer, como la fuerza más inquebrantable, tan fuerte como la muerte.
La poesía milenaria del Cantar de los cantares, ilustra la belleza del amor que persevera y es constante. El amor puro, el deleite y anhelo del uno para el otro. El amor ágape y fileo, amor apasionado, y el eros. En estos versos, se elevan a los crepúsculos los distintos niveles del amor, que inician desde el deseo, como lo expresa Sócrates en su definición del amor: «el Eros es un deseo». (Platón, 2008, p. 21).
El poeta Salomón, recorre el amor con el resplandor del entendimiento. No obstante desde una mirada teológica hay quienes consideran a este poema como un símbolo espiritual que representa el amor que existe entre Dios y su pueblo, el amor entre Cristo y su iglesia, entre Cristo Jesús y su novia, que en las escrituras la «novia de Cristo», es la congregación, asamblea o iglesia, pues esta última palabra no es un edificio o una construcción física, sino el pueblo que ama a Cristo. Ya que las personas que aman a Cristo, demuestra el amor a «la llama de Jah», demostrar amor a Dios, es depositar en él la energía en toda su magnificencia. Porque Jehová o Yahvé o Yhawh o Jhvh en el tetragrámaton hebreo antiguo יהוה quien es nuestro Señor, Adonay o Dios, tiene para nosotros un amor que es como una llama que nunca se apaga.
En el poema Cantar de los cantares, Salomón va concluyendo diciendo en el poema que el amar es demostrar fuego, como lo expresa en el cantar 8:6 «las llamaradas de un fuego, la llama de Jah». (Santas Escrituras, 1987, p. 878). El poeta utiliza «Jah» como diminutivo de Jehová o Yahvé, y sin duda expresa su amor hacía él. Este poema que está lleno del más poderoso misticismo, debe llevarnos a creer más en el amor, y saber qué es el amor, la fuerza que necesita nuestras almas porque él cubre el todo. Ese amor que señaló Miguel de Unamuno: «Dios es, pues, la personalización del Todo, es la Conciencia eterna e infinita del Universo». (Unamuno, 2008, p. 127).
Que el amor, sea la poesía energética para atraer nuestros sueños como aliados en la creación de una nueva humanidad.
Referencias bibliográficas:
Platón. (2008) Fedro. Madrid. Editorial Gredos.
Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. (1987). Brooklyn. Watch Tower Bible And Tract Society.
Unamuno, Miguel. (2008). Del sentimiento trágico de la vida. Buenos Aires. Editorial losada.
(Por razones de la diáspora venezolana, actualmente radicado en Córdoba, Argentina)
Moisés Cárdenas, nació en San Cristóbal, Estado Táchira, Venezuela, el 27 de julio de 1981. Poeta, escritor, profesor y licenciado en Educación Mención Castellano y Literatura. Egresado de la ULA-Táchira. Ha publicado en antologías de Venezuela, Argentina, España, Italia y Estados Unidos.
Ganador con el poema “Cosas Extrañas” en el Premio internazionale di poesía, sesta edizione. “Dialoghi con l’ombra”. Venecia, Italia, 2019. Primer Premio del 1°Certamen Internacional de poesía a las Mascotas con el poema “El balcón Ladró”, Quequen, Buenos Aires, Argentina, septiembre del 2019. Finalista de la décima edición del Concurso Internacional de Poesía el Mundo Lleva Alas, Editorial Voces de Hoy, Miami, Florida, Estados Unidos de América, 2018. Finalista en el IV concurso de narrativa para autores noveles Manuel Díaz Vargas 2016-2017 de Ediciones Alfar, España. Primer premio, en el 15 Certamen Internacional de Cuento, Ediciones Mis Escritos, con la obra “Puede ocurrir”, Buenos Aires, Argentina, 2016.
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