El desencanto de un poema que se convirtió en prosa
Por un pasado lleno de sufrimiento,
hoy somos maestros de las emociones,
hábiles para navegar
en las corrientes internas,
evadiendo palabras veladas y susurros constantes
desde libretos que ahora nos guían.
Metarrelatos repletos de plenitud y esperanza,
escondiendo la desilusión que desafían
sobre la brecha entre lo prometido y lo vivido,
un abismo de desengaño,
promesas desvanecientes
como escombros olvidados
por los años de abandono.
Juegos postmodernos de grandes relatos,
desmantelando las estructuras
que sostenían nuestra coherencia.
La triste realidad nos abraza
cuando los cimientos narrativos
que daban sentido y propósito
se desvanecen en silencio,
sin fuerzas,
disipándose con el tiempo.
En un vaivén constante,
mi individualidad se enfrenta
al desmantelamiento de la fantasía,
de la ficción que moldeó mi yo.
Continúo avanzando,
ahora consciente
de ser,
en la negación,
una negación que desafía
la versión canónica
para encajar en los moldes
de lo que se supone
debería ser.
Y entonces, ¿qué nos queda después de todo eso? Mientras las narrativas se desvanecen gradualmente, nos vemos obligados a tejer nuevos afluentes en nuestro camino. Desconozco si estos nuevos argumentos se convierten en ilusiones, en justificaciones o en una búsqueda desesperada de realismo. En este proceso en constante evolución, la incertidumbre prevalece y se adueña de nuestros pasos.
En ocasiones, un susurro interior nos hace sentir un chasquido, un llamado que anhela la compañía de otra conciencia para validar la propia existencia. Nos envuelve un desencanto compartido, una decepción hacia la misma existencia, construida sobre una proyección que ha caído en el fracaso de satisfacer nuestras expectativas. Y sí, tuvimos que reconocer que ese guion aún guarda significado para quienes lo abrazan, tejiendo sus vidas en torno a diferentes versiones.
En este enigma, las justificaciones de los demás no son más ni menos reales que las mías. Son meras historias dentro de historias, creando una doble parábola que nos envuelve. Nos aferramos a la ilusión de haber trascendido un nivel de ensueño que consideramos menos auténtico, pero incluso eso se convierte en un dilema. Me resulta desafiante lidiar con esta realidad, no porque no sea consciente de que los demás también están inmersos en estos andamiajes ficcionales, sino porque, como actores principales, no pueden romper los límites y percibir que están atrapados en una construcción ficticia que ellos mismos reproducen, sumidos en la ilusión de éxito, mérito o cualquier otro aspecto que les concierne.
Reconocimos la edificación de nuevas promesas, o cualquier término que elijamos para describir aquello que nos impulsa en la lucha cotidiana. Son esas fuerzas que nos animan, haciéndonos sentir vivos, trascendiendo las meras funciones fisiológicas de nuestro ser, como la respiración y el metabolismo. Aun así, no hemos hallado una explicación que satisfaga completamente nuestras mentes, arraigadas en una postura cientificista. Aunque desde la perspectiva del conocimiento situado, cuestionamos esta narrativa, es ella quien ejerce dominio sobre la percepción y aceptación del mundo que habitamos.
Lo que quisiera aclarar, hablo exclusivamente en mi nombre, sin pretender involucrar a quienes me leen, es la urgente necesidad de conectar, de compartir una Clitoria y adentrarnos en lo flotante de estas angustias. Al llegar hasta aquí, al detenerte a leer, se ha tejido una conexión, una oportunidad para compartir y dialogar, y de eso, de manera elocuente, hemos dejado patente.
♦♦♦
Álvaro Acevedo-Merlano Antropólogo colombiano. Profesor-investigador a tiempo completo de la Universidad de la Costa (Colombia). Doctor en bioética; Magíster en Educación y cibercultura; Magíster en Comunicación y Desarrollo. Autor de: La vida en los pensamientos de Cristal. Ha sido publicado en diversas revistas literarias como: Cronopio, de sur a sur, Leteo, Con voz propia, Suplemento de Realidades y Ficciones, Letralibre, World Literature & Linguistics, Lengua y Literatura, Almiar, Baquiana, Extrañas noches, Luke, Resonancias, Destiempos, Palabras diversas, Ariadna, entre otras. Además, ha sido compilador de varios libros como: Máscaras Ensayos e historias febriles, y participado en varias antologías poéticas como: Retazos de palabras, e invitado a la antología poética: Caminos de armonía.
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