El ALARIDO ESPECULAR DE LOS FRAGMENTOS – Enrique Santiago

 

Tifón despedaza a traición a Osiris y dispersa sus miembros aquí y allá,

pero la ínclita Isis los ha reunido.

Atalanta Fugiens

La vida –intensa y consecuente– de Alfonso Peña, se ve reflejada en su obra plástico-poética, donde se aprecia una mirada profunda de la realidad que se ve confrontada reiteradamente con una propuesta o contrapunto, que se sostiene en el discurso surrealista, el que se manifiesta con la suma de diversos elementos visuales, que van desde el recorte azaroso –reconocido como collage– ensamblaje, hasta la intervención pictórica que se soporta en gran parte en la mancha que surge desde el automatismo psíquico.  Alfonso Peña es un recolector asiduo de impresiones, su ojo deambula por la trama vital en busca de aquellos “objetos encontrados” que el azar dispone en su camino para ser capturados, digeridos y usados para componer su trabajo bidimensional, el cual, requiere en gran porcentaje de una propuesta que reúna variados elementos que en su sumatoria sean capaces de totalizar e integrar de forma lo más completa posible su rica mirada interior, generando de esta manera, dos universos que se manifiestan en el soporte, una realidad exterior dura y cruda  que se conjuga con otra interior que desea transformar lo conocido y que al yuxtaponerse inquietan y hacen reflexionar al espectador, ya que se observa la ferocidad de la realidad impuesta por años de abuso social, su mediocre banalidad, y su racional y violenta sinrazón, la cual es abrazada, intervenida o acosada por la manifestación amorosa del yo interno, donde este último propone una mirada distinta, una alternativa a la condición actual del ser humano, que nos violenta y reprime- desplegando de forma transversal –y centrífuga según la nominación que le dieron al libro que crearon en conjunto con Amirah Gazel– toda suerte de imágenes, manchas y escrituras en pos de expresar un mensaje poético-visual que aúlle desde el ser interior abriéndose paso por un paisaje que le es hostil y ajeno, porque cada obra elaborada se constituye en una denuncia de aquella realidad que nos molesta, pero que también es un despliegue de consideraciones de lo “maravilloso”, el cual está circunscrito fuera de nuestros márgenes conocidos, y que vale la pena tener en cuenta como alternativa para ensanchar la realidad, abriendo así la frontera que mantiene oculta a la otredad, para ser incluida como parte nuestras vidas. Continuar a ler “El ALARIDO ESPECULAR DE LOS FRAGMENTOS – Enrique Santiago”

ENRIQUE SANTIAGO – CHILE – (1961)

O Surrealismo encontra no Chile um de seus vasos internacionais mais pulsantes e renovadores, de que são exemplos desde a vitalidade esplêndida de Rosamel del Valle (1901-1965), passando pelo grande marco em torno do grupo Mandrágora, em especial com a grandeza estética e o caráter de Enrique Gómez-Correa (1915-1995), as atividades concentradas ao redor do imenso articulador que é Ludwig Zeller (1927), a formação do grupo Derrame, até a destacada presença de Enrique de Santiago (1961). Poeta, artista plástico, ensaísta e agitador cultural. Autor de livros como Frágiles tránsitos bajo las espirales (2012), Elegía a las magas (2014) e Bitácora de un viaje ontológico (2018). Continuar a ler “ENRIQUE SANTIAGO – CHILE – (1961)”

ENRIQUE ROSENBLATT, LA POESÍA OCULTA – por Enrique Santiago

 

Enrique Rosenblatt Berdichevsky, 17 de febrero de 1922, 6 de septiembre de 2009. Fue un poeta muy cercano al grupo Mandrágora. Uno de los colectivos surrealistas más influyentes de la literatura chilena y latinoamericana. Su primer acercamiento con estos poetas, se da primeramente bajo ciertas circunstancias del azar objetivo, cuando tenía 20 años y había comenzado sus estudios de medicina, le fue diagnosticada una tuberculosis, lo que le obligó a guardar reposo en su hogar durante un tiempo prolongado. En ese entonces uno de sus vecinos era Juan Sánchez Peláez, con quien estaba iniciando una amistad debido a que compartían el gusto por la poesía. Continuar a ler “ENRIQUE ROSENBLATT, LA POESÍA OCULTA – por Enrique Santiago”